10 DE ENERO: TU AMOR, ME SANA.

Marcos 1, 29-39 “Y recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas”

Con gran alegría puedo compartir con ustedes que he estado en esa sinagoga del Primer Siglo en Galilea, ahí donde Jesús predicaba en su paso entre Cafarnaúm, hacia Jerusalem, o Nazaret. ¡He estado de pié junto a la Piedra Magdala, en el pueblo de María Magdalena! He conocido de cerca a Jesús, el hombre, el que ama y el que sufre, el que es igual que yo, de carne y hueso…y es una emoción difícil de describir, que te llena el corazón, por que te cambia la vida.

Jesús vivió predicando la verdad de Su palabra, de la palabra de Dios y muchas personas al verlo creyeron en Él, en su poder sanador que iba más allá de sanar el cuerpo; también sanaba el alma y los corazones vacíos, incluso hasta el día de hoy, su voz alimenta nuestra vida, es con Él que podemos salir adelante de cualquier dificultad, solo tenemos que creer.

La fe es una gracia que todos tenemos, que nos la regala Dios pero que debemos procurar personalmente; la fe no la heredamos. Tal vez podemos heredar el deseo de hacer oración, de conocer más a Jesús, de sabernos hijos de Dios, eso sí, pero aumentamos nuestra fe de manera individual. Muchas personas creen que con ir a misa una hora el domingo, salen llenos de fe; puede ser que salgamos inspirados y llenos del Espíritu de Dios, pero ¿Que hay de las otras 23 horas del domingo, más las 144 de toda la semana? ¿También crece nuestra fe? ¡Ojalá que sí! Porque somos muy malos católicos, si solo le dedicamos una hora a la semana a Dios.

El poder sanador de Dios y de su palabra, como sanaba Jesucristo, llega a cada uno de nosotros por medio de la oración y es que orando encontramos respuestas, nos llenamos de paz, nos sabemos protegidos y acompañados de la mano de quién nos creó; de aquel que tiene poder para sacar demonios y curar corazones rotos, poder para perdonar y para recordarnos que siempre está presente, que solo hay que abrir los ojos para verlo hacer milagros y sanar nuestras heridas.

Propósito de hoy: Quiero dar testimonio de ti por medio de mi fe; ayúdame a orar para aumentar esa fe que me lleva hasta ti.