4 DE ENERO: TE SIENTO EN EL CORAZÓN.

Juan 1, 35-42 “Hemos visto al Mesías”

¡Con cuánta alegría y certeza, Andrés corre hacia su hermano para decirle estas palabras!: “Hemos visto al Mesías”; queriendo decirle: hemos encontrado a quién siempre buscamos, ya está aquí con nosotros. El júbilo en su voz ha de haber sido tan intenso, que su hermano se puso de pié dejando todo de lado, para ir a conocerlo, para ir al encuentro del Hijo de Dios.

Puedo imaginar cuando le preguntaron a Jesús dónde vivía y el respondió “vengan a ver” y estos chicos atraídos, tal vez, por la bondad de sus palabras, o por la luz de su mirada, se sintieron plenos junto a Él y lo siguieron. Así nos pasa a veces cuando nos encontramos con Dios, nos embarga una sensación de plenitud que nos desbordamos de entusiasmo, de alegría, de amor. ¿Te ha sucedido algo así?

Muchas veces cuando estamos en un retiro o hacemos un encuentro personal con Jesús,  en la oración, nos vemos a nosotros mismos, reflejamos eso que llevamos bueno y no tan bueno, que vamos abrazando o jalando en nuestro caminar. Y lo que pasa es que tomamos conciencia de nuestras carencias emocionales, o de nuestras virtudes y dones y es entonces cuando, al vernos queremos encontrar el rostro de Jesús y sabernos amados por Él por sobre todas las cosas.

Hay que aumentar nuestra fe y tener obras de caridad en el servicio a los demás porque es al Mesías al que estamos complaciendo y ayudando. Es también con Él que podemos aprender a valorar a los demás y sentir que cada día es un encuentro de amor cuando lo reconocemos en la cara de nuestro hermano, de nuestro amigo, de nuestros semejantes. Que nunca dejemos de sentir la presencia de Jesús en nuestro corazón y si por ahí sentimos que Él no está, solo debemos recordar que en ese momento difícil ahí estaba, esperando ser reconocido por ti y por mí.

Propósito de hoy: No quiero perder la fe para no perder esa oportunidad de todos los días, de reencontrarme con Jesús.