26 DE DICIEMBRE: CONTIGO HASTA EL FIN.

Mateo 10, 17-22 “No se preocupen por lo que van a decir, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir”.

Luchar por lo que uno cree puede ser muy difícil, porque muchas veces parece que vamos contra la corriente. Quien ha estado en alguna manifestación sabe a lo que me refiero. Cuando Jesús nos dice que si somos llevados a juicio por su causa, Él enviará al Espíritu Santo a que nos ilumine al momento de defendernos porque el Espíritu de su Padre hablará por nosotros. Hoy día hay tantas guerras en nombre de la religión que deberían terminar, porque se convierten en guerras políticas más que en la defensa de una forma de pensar, o de una estructura de valores morales o cívicos. Luchar por nuestra ideología no nos garantiza que los demás van a empezar a pensar igual que nosotros, pero sí deja en visto cómo pensamos y reaccionamos ante temas que causan controversia.

En la historia de Jesucristo, Él es el primer mártir de la iglesia porque es juzgado de una manera injusta cuando los demás le tuvieron miedo, cuando no entendían qué hacer con Jesús que tenía tanta sabiduría de Dios; miedo a quedarse solos, sin fieles en los templos, sin ejemplos de virtud que ofrecer a su gente, porque ante la bondad de Jesús todos somos pecadores, no sabemos cómo hacer el bien sin esperar algo a cambio; todos somos hipócritas porque viendo la verdad de Dios en las acciones de su Hijo, lo admiramos cuando estamos frente a Él y al salir de su casa nos vamos con el mejor postor. Le jugamos mal a Dios cuando nos vemos entre la espada y la pared ante las tentaciones del mal y en lugar de aferrarnos a nuestra fe, a lo que creemos de Dios, nos damos la vuelta y sucumbimos ante lo fácil que se ve el camino contrario.

Nuestro corazón necesita más oración, y conocer de cerca a Jesús en la cruz porque aunque todos nos odien por su causa al ponerse en nuestra contra, si perseveramos en el amor de Dios por siempre, nos salvaremos, nos dice Mateo en este Evangelio. Hay que desear llegar hasta el fin de la mano de Jesús, dejarlo existir en nuestro corazón, más aun, cuando el demonio anda suelto y quiere tentarnos a traicionarlo; es con la oración que seremos más fuertes y nuestra fe será nuestro escudo contra todo aquel que quiera apagar la luz de Jesús en nuestro corazón.

Ahora que nació El Salvador, que nazca también su amor en nuestro corazón para nunca quedarnos solos sin su protección.

Propósito de hoy: Quiero acercarme más a ti Jesús, a quien injustamente crucifiqué, para que me hagas fuerte en tu amor y dar testimonio de ese amor a todos los que comparten su vida conmigo.