5 DE DICIEMBRE: TÚ, ALIENTAS MI CAMINO.

Lucas 10, 21-24 “Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo”

¡Jesús! El mismo Hijo de Dios, también se llena de júbilo por las cosas de Su Padre, lleno del Espíritu Santo. Estamos hablando de La Santísima Trinidad, son tres y es uno y los tres se llenan de júbilo en uno mismo. ¡Qué belleza!

Podemos sentir que el Espíritu Santo es el motor, es la energía, es lo que nos mueve a hacer y a ser, a construir y a sentir; y es por medio del Espíritu Santo que nos llenamos de gracia para ser buenos hijos de Dios, dignos, bendecidos, seres de amor.

Me gusta mucho esta imagen de nosotros, llenos también del Espíritu de Dios, porque es quien nos alienta a seguir por el camino, aún cuando a veces es tormentoso, es quien nos dirige a tomar mejores decisiones, a evitar caer en las tentaciones mundanas que solo nos lastiman a nosotros mismos.

He conocido personas extraordinariamente capaces del bien, que son bondadosas, con muchos talentos, que no le hacen daño a nadie, mas que a sí mismas. ¿Conoces a alguien así, tu padre, o hermano, o tu amiga? Y es que su camino se desvío en algún momento y se dejaron llevar por la salida que parece mas fácil para solucionar sus carencias y en lugar de acudir a la oración para aumentar su fe y fortalecer sus principios, se van destruyendo poco a poco en las drogas, en el alcohol, en vicios donde las únicas personas lastimadas son ellos mismos y no saben como cambiar su rumbo, como dejarse tocar por este Espíritu de Dios para despertar de su vida colapsada en una miseria espiritual y se quedan donde están. Son personas buenas y no le hacen daño a los demás; no son personas malvadas, ni peligrosas mas que para si mismas, que no se dejan abrazar por el consuelo de Dios.

El Espíritu Santo, como el amor de Dios, vive en nuestro corazón, pero a veces el corazón es como una roca y no permitimos que nada entre ni salga y ahí está encerrado el amor de Dios porque no nos sensibilizamos ante lo que nos ilumina el camino. Tenemos que desear vivir ese amor en nosotros para poder llenarnos del Espíritu de Dios y darnos cuenta que hay una razón para vivir, hay un porqué de nuestra existencia y que al dejarlo actuar en nosotros vamos a poder ser testimonio de amor para los demás, empezando por nosotros mismos para poder salir de ese atajo que nos tiene atrapados.

Propósito de hoy: Quiero también llenarme de Júbilo, como Jesús, y recibir al Espíritu Santo en mi corazón.