23 DE OCTUBRE: Que mi palabra nunca muera cuando hablo de Dios.

LUCAS 12, 49-53 “No he venido a traer la paz, sino la división”.

Cuando pensamos en Dios, como nuestro creador que nos hizo a imagen y semejanza de su Hijo Jesucristo pensamos en amor. ¡Porque Dios es amor!

Y en este Evangelio de Lucas, nos sorprende que Jesús nos hable de esta manera, nos habla de division, de romper la paz y nos preguntamos ¿Cómo es eso de que no ha venido a traer la paz?: “De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra’’. Y es verdad.

Por más extraño que parezca, vivimos en un mundo dividido y cuando se trata del núcleo familiar la división se puede volver negativa. Pero, solo si no hay amor entre la familia. Debemos reconocer que no todos pensamos igual y aún si fuimos criados por los mismos padres, nuestros talentos y virtudes nos llevan por diferentes caminos. Podemos tener opiniones diferentes, apoyar a diferentes partidos políticos, asistir a otras escuelas, unos pueden amar la música, tocar el piano, cantar, y otros pintar, hacer teatro y si aun siendo diferentes, se crece con respeto mutuo, cuando llegan las opiniones religiosas entre si, se puede tener un diálogo interesante.

Cuando hay carencia de amor y Jesús nos dice que estaremos divididos en la familia, en el trabajo, en la escuela o con los amigos tiene mucha razón.  De seguro que todos hemos vivido algo semejante. Somos católicos, cristianos y en nuestras familias hay de todo: los devotos, los que cumplen yendo a misa una vez por semana, los que hablamos de la Palabra de Dios con todos (aún si no nos quieren escuchar) y también hay quienes son agnósticos o ateos. Si en una familia, no hay confianza, ni hay comunicación, no se tiene la educación para escucharse unos a otros, y entonces, sí habrá división. Si, porque una persona quiere siempre imponer su forma de pensar a los demás, o porque defiende aquello en lo que cree, o porque utiliza a Dios para todo; y los que abusan del uso de Dios según les convenga no es bueno. La división principal de la que habla Jesús es la que se da cuando somos atacados por aquellos que no creen que Jesús es el Hijo de Dios y nosotros si, o porque no vamos a permitir que nadie nos diga que nuestra madre Maria no es la Madre de Dios, ni madre nuestra. O cuando nosotros procuramos seguir los mandamientos y escuchamos la Palabra De Dios. O cuando creemos en el Evangelio y los demás no. Es ahí cuando vamos a estar divididos.

Siempre  hay dos caminos: el de sentir miedo porque nos atacan al hablar de Dios, o el de estar plenamente seguros de nuestra fe.

Muchas personas prefieren llevar la fiesta en paz y se quedan callados, no salen a defender su fe, ni a Jesús, ni a María y mucho menos a Dios, siendo que es por el que estamos aquí…entonces callan, por miedo y para no crear conflictos. Sin embargo, Dios quiere que confiemos en él, porque siempre va a darnos la fortaleza para hablar de él y pondrá en nuestra mente las palabras necesarias para hablar de él y no sentir miedo.

La división de la que habla Jesús se da cuando nos falta fe.

Propósito de hoy: Quiero pedirle a Dios que me de las palabras necesarias para dar testimonio de fe y más cuando me atacan y me lastiman por decir que creo firmemente en su palabra de vida eterna.