14 DE OCTUBRE: LIMPIO MI INTERIOR CON TU AMOR.

Lucas 11, 37-41 “Ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del plato; en cambio, el interior de ustedes está lleno de robos y maldad”.

¡Qué palabras tan duras! Por fuera limpias el exterior de tu alma pero, por dentro está llena de maldad. Eso es lo que dice Jesús a los fariseos.

Siempre viviendo de apariencias.

Y tu, ¿cómo vives tu vida? ¿Haciendo el bien o fingiendo que haces el bien? ¿Viviendo con honestidad, o tratando de impresionar a los demás con mentiras y engaños?

Las palabras de Jesús tal vez, parezcan muy fuertes, sin embargo ¿cuántas veces hemos sido fariseos? Actuamos de acuerdo a la persona que tenemos frente a nosotros. Entre los sumos sacerdotes, no cabía que una persona sencilla, como Jesús, pudiera hablar con tanta sabiduría. Y en lugar de escucharlo, solo estaban buscando la manera de actuar contra él. ¿Puedes imaginar tu vida en una constante persecución? Los fariseos se creían perfectos, seguían la ley, pero sin darse cuenta que tenían frente a ellos a la Ley misma y en lugar de escuchar, atacaron a Jesús.

¿Cuántas veces hemos sido como ellos? Cuando alguien habla un lenguaje que no podemos entender, en lugar de querer aprender, hablamos en su contra. Y siempre la pregunta va a ser ¿por qué somos así? Y tal vez una posible respuesta es porque tenemos miedo de amar en la libertad que nos da la Palabra de Dios. Y esa libertad viene de la mano con la manera en que nos relacionamos con los demás, desde que nacemos. Sí, y en el transcurso de la vida, se ejemplifica cuando hay dificultades y debemos resolver en el perdón y no en las guerras.

De qué nos sirve pretender que somos más de lo que somos, como nos dice San Pablo en la Carta a los Romanos 12, 3 “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.

Nunca creamos que somos más de lo que somos, porque es en el camino donde nos damos cuenta que, limpiar el exterior del vaso, jamás se va a comparar con estar bien, en armonía con nuestros dones y procurando la paz con nuestros semejantes. Somos lo que somos, ahí donde estamos.

Propósito de hoy: Quiero darme cuenta de mis dones y talentos para desarrollarlos en favor de mis hermanos, aceptando la voluntad de Dios en mi camino.