2 DE OCTUBRE: QUIERO UN CORAZÓN HUMILDE.

Mateo 18, 1-5. 10 “¿Quién es más grande en el Reino de los Cielos?”

Jesús siempre nos habla de que el más grande en el Reino de los Cielos es un niño. Y nos dice que debemos hacernos como niños para llegar hasta él, y que tengamos cuidado si despreciamos a uno de ellos: “pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo”.

Y nos preguntamos ¿que es ser como un niño? Es confiar en Dios.

Los niños confían, no tiene prejuicios ni maldad. El corazón de un niño sigue intacto a la maldad del mundo, es humilde de pensamiento, es auténtico. Un niño no es orgulloso, hasta que los adultos se lo enseñamos. Un niño está atento al amor de sus padres que es el amor de Dios, y sabe escuchar. Un niño depende de otros y no le siente mal al pedir ayuda, así como todos dependemos de Dios, solo que a muchos se les olvida y no están dispuestos a acercarse a pedir ayuda. Un niño no siente que tiene que hacer algo para recibir una recompensa, él hace las cosas por naturaleza propia, ayuda en su casa, está atento a sus padres y hermanos, es un buen ser humano que da porque sí. No tiene otra intención.

Cuando el ser humano es orgulloso, o cuando busca algo a cambio, o cuando cree tener el poder de maltratar a otros, de lastimar, de ejercitar su soberbia, deja de ser como un niño.

Así que es buen momento para rectificar nuestro camino, para darnos cuenta qué estamos sembrando. ¿Vamos a tener buena cosecha? ¿Actuamos con bondad? ¿Somos un reflejo de la imagen de Jesucristo? O, ¿vamos por la vida inventando mentiras que nos ayudan a sobrevivir?

No dejemos que las cosas del mundo nos incapaciten. Al contrario, hay que utilizar los recursos exteriores para beneficio de todos. Dejar nuestras actitudes arrogantes fuera de nuestro alcance y recuperarnos a nosotros mismos, siendo humildes, aprendiendo a escuchar y a reconocer que no somos dueños de la verdad absoluta. Ser como un niño implica poner atención, estar alerta, abrir los ojos para poder discernir entre lo que hacemos bien y lo que hacemos mal para corregir y poder merecer la gloria de Dios Padre.

Es por la misericordia de Dios, que vamos a llegar hasta su reino, solo debemos actuar con el corazón de un niño.

Propósito de hoy: Trabajaré en la humildad que hay en mi corazón, así me cueste mucho trabajo, sé que Dios me creó con un corazón humilde y lo quiero rescatar.