29 DE SEPTIEMBRE: QUIERO CONOCER MÁS DE TI.

Juan 1, 47-51 “De dónde me conoces?”

Cuando escuchamos a alguien hablar de nosotros, nos pasa lo que a Natanael cuando escucha que Jesús se refiere a él diciendo: “Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez”, y nos preguntamos ¿de dónde me conoces? Jesús nos conoce a todos y sabe quién somos y qué hacemos y en dónde tenemos nuestra confianza.

Y todo aquel que ha tenido un encuentro de amor, ha tenido un encuentro con Dios, porque Dios es amor. Dios nos conoce desde que fuimos creados por él y ese encuentro todos lo hemos vivido desde nuestro nacimiento. Si, en el momento de nacer Dios nos encuentra en el abrazo de mamá, en la alegría de papá, en la felicidad que ese nacimiento lleva a los corazones de aquellos que nos están esperando. Somos la promesa de amor de Dios hacia la humanidad. ¡Él nos conoce desde siempre!

Y ahora que ya no somos unos bebés, podemos hacernos una pregunta: ¿Conocemos a Dios?, ¿sabes quién es Jesucristo?, ¿conoces al Espíritu Santo? Hoy es buen momento para sentarnos y pensar las respuestas. Puedes tomar una hoja y una pluma y contestarte a ti mismo si conoces a Dios. La respuesta es para ti y tu contemplación y si no sentimos que nuestra respuesta es lo suficientemente buena, pues hoy es un buen día para aprender, para querer conocer mejor a Dios, a Jesus y al Espíritu Santo. Nunca es tarde, cada día tenemos una nueva oportunidad para aumentar nuestra fe, para aprender a orar, para querer saberlo todo del Dios que nos creó, que nos ama que nos protege de todo mal.

Vamos preparándonos para cuando alguien nos pregunte si conocemos a Dios y no quedarnos callados, pensando en qué responder. Que nuestro rostro se ilumine porque sabemos que Dios es amor, porque en Dios tenemos respuestas a nuestro sufrimiento, él siempre nos va a ayudar a entender por qué pasan las cosas y a aceptarlas con valor y fortaleza. Con Dios aprendemos a perdonar, él nos ayuda cuando tenemos un corazón arrepentido y queremos salvar situaciones difíciles. Él nos da lo necesario para no vivir en el olvido, para poder luchar y salir adelante, para poder amar con la humildad con que nos ama su Hijo Jesucristo. Vamos abriendo la mente para recibir las gracias de Dios y poder utilizarlas en una mejora de nosotros mismos, porque solo así vamos a poder ayudar a los demás dando testimonio de fe, porque valoramos la obra que ha hecho Dios en cada uno de nosotros.

Que nuestra respuesta sea, que conocemos a Dios, que somos sus hijos, que respondemos a su voz y que sabemos que en la cruz, Jesús murió por nosotros por amor.

Propósito de hoy: Voy a separar unos minutos de mi día para conocer a Dios, ya sea en la lectura bíblica, en la oración, o asistiendo a misa aunque no sea domingo y voy a leer algo del Catecismo de la Iglesia Católica, para aprender más sobre mi vida cristiana y el camino queme lleva hasta el Reino de Dios.