4 DE SEPTIEMBRE: CONFÍO EN TI Y SIGO TUS PASOS.

Lucas 5, 1-11 “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”.

Ser pescador de hombres es un llamado que también tenemos tú y yo, no solo los discípulos que leemos en los Evangelios. Y ese llamado es porque también somos discípulos de Jesús, ¿lo sabías? Sí, eres llamado a seguirlo, igual que yo y que Simón Pedro y Santiago y Juan.

¡Jesús ha venido a traernos la paz!

Nos relata este Evangelio de Lucas que Jesus les dijo a los muchachos que echaran sus redes y aún que ya lo habían hecho, ellos lo obedecieron. Cuando las redes quedaron al tope de tanto pez, Simón Pedro le dijo a Jesús: “apártate de mi Señor, porque soy un pecador”. ¿Por qué en lugar de agradecerle, le habrá dicho estas palabras? Yo quiero pensar, que es por su pequeñez. Él se dió cuenta, una vez más, que estaba junto al Mesías, el que “todo lo puede” y nos dice el Evangelio que tuvo miedo, se sintió, tal vez, indigno de estar ahí. Pero Jesus lo invita a imitar sus obras, “serán pescadores de hombres” y “luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron”.

Lo siguen para imitar sus obras y Dios les concede la gracia de la fe y en esa gracia les da el poder de sanación. Y es que cuando hay fe, nosotros podemos también ayudar a los demás a sanar heridas y es ahí cuando nos convertimos en pescadores de hombres.

¿Alguna vez, has sentido que tus palabras o tus acciones ayudaron a alguien que necesitaba un hombro en quién llorar?, ¿Acaso le cobraste? Si te fue algo difícil, ¿lo hiciste con amor?

Así son las cosas de Dios. ¡No cuestan nada! Podemos ir por la vida sabiéndonos hijos de Dios y reconociendo con nuestro testimonio que creemos en él, que formamos parte de su cuerpo espiritual, que al actuar con su Palabra de vida y de verdad, nos acercamos al que nos necesita. Somos un instrumento de paz porque nos hemos decidido a seguirlo, desde el lugar donde estamos. Junto a Jesus, nos convertimos en seres de amor y es que su amor se derrama en nosotros si es que estamos dispuestos a recibirlo. Es ahí, cuando somos portadores de paz, de esperanza, cuando servimos con alegría aún si también tenemos una pena, hacemos las cosas como las hizo Jesus en su dolor y en su alegría.

No tengamos miedo se seguir a Jesús, es en él que vamos a alcanzar la gloria de la resurrección. Es en él que podemos llevar su Palabra a los demás, porque hemos sido llamados, a ser pescadores de hombres.

Propósito de hoy: Padre, dame tu gracia para aumentar mi fe y para proclamar tu Palabra de amor todos los días de mi vida, desde mi hogar hasta cualquier lugar donde esté. Que sea yo un pescador de hombres con mi testimonio de que tú, vives en mi. Ayúdame a siempre creer en ti.