17 DE AGOSTO: DESCUBRO TUS DONES EN MI CORAZÓN.

Lucas 12, 49-53 “He venido a traer fuego a la tierra”.

El Fuego que arde en Cristo, que se enciende para alimentarnos de Dios, es el Espíritu Santo, que viene como la zarza ardiente, como el fuego del amor que enciende en nosotros la luz de la verdad hecha Hombre, la luz de Jesús, el Hijo de Dios.

Jesús ha venido a traer fuego a la tierra, a llenarnos del Espíritu Santo por medio del bautizo, que es el Sacramento que nos convierte en hijos de Dios, y por el cuál empezamos nuestro camino a la santidad.

Cada uno, recibimos del Espíritu Santo diferentes dones, talentos y virtudes, que nos identifican como seres de amor y nos corresponde reconocerlos para vivirlos a plenitud, para compartirlos con los demás, para utilizarlos para el bien común y no solo guardarlos para nosotros.

Pero, ¿cuáles son esos dones?

Son 7 y de ellos emanan frutos que moldean nuestro camino, nos hacen dóciles para obedecer las cosas de Dios, y llevan a la plenitud las virtudes que hay en cada uno de nosotros, que nos llevan a hacer el bien.

Podemos leer a profundidad, en el Catecismo de la Iglesia Católica la definición de cada don del Espíritu Santo, además que es una buena lectura para el alma. Sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios, CIC1831. De igual manera se encuentran los 12 frutos que obtenemos por medio de nuestros dones, que son características de nuestra personalidad que nos llevan hacia la felicidad de Dios. Caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, y castidad, CIC1832.

¡Vivamos el fuego que Cristo ha venido a traer! Seamos parte del plan de Dios, no nos quedemos observando la vida de los demás mientras estamos sentados viendo pasar la nuestra. Que los dones que hemos descubierto en nosotros, sean visibles para todos, que los usemos con fuerza, con alegría porque de ellos dependerá nuestro camino hacia la vida eterna que nos ha prometido nuestro Padre en el cielo. Que esté lleno de fruto abundante, que sea fecundo, que vivamos con intensidad para aceptar de la mano de Dios aquello que nos toca vivir, ya sea el dolor o la paz. No olvidemos que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida que nos lleva al Padre y hay que seguir sus pasos con el fuego de su amor que ha derramado en nuestros corazones.

Propósito de hoy: Voy a tomar un espacio cada día de mi vida para aumentar mi fe y hoy quiero iniciar la lectura del Catecismo de la Iglesia Católica para entender las palabras de Jesucristo y descubrir el fuego del Espíritu Santo que vive en mí.