13 DE AGOSTO: TE AYUDO CON AMOR.

Mateo 18, 15-20 “Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas”.

En la Palabra de Dios, Jesús siempre quiere enseñarnos la mejor manera de hacer las cosas, de aceptar lo que nos corresponde vivir y de aprender a ser más como él. En este Evangelio de Mateo, Jesús nos enseña a ser discretos cuando queremos ayudar a alguien. Nos dice, que le llamemos la atención en privado cuando creemos que está cometiendo un pecado. Se trata de no humillar a nadie, de hablar con claridad para resolver algún tipo de conflicto. Nos dice también que si nuestro hermano no entiende, que nos acerquemos a él una segunda ocasión acompañados de alguien que tal vez, tenga mayor influencia sobre esa persona y que fortalezca nuestro deseo de poder ayudar a esta persona que queremos. Es claro que queremos ayudar por amor. Y si aún así, no nos hace caso, Jesús nos dice: “díselo a la comunidad”. Yo imagino que es algo así como un grito desesperado, ¡nos sabemos cómo ayudar a nuestro hermano! más nunca para hacerlo sentir menos, siempre con una palabra de consuelo.

A veces, somos nosotros ese hermano que no se deja ayudar, que piensa que tiene todo bajo control mientras su vida se va poco a poco. Tal vez las drogas, el alcohol, las tentaciones del mal, la violencia, el poder, la venganza, pueden llegar a cegarnos y nuestro orgullo nos hace creer que no necesitamos a nadie. Pero, ¡qué equivocados estamos!

¡Necesitamos a Dios!

Todos, tú y yo, estamos expuestos a toda clase de situación social, a dejarnos llevar por aquello que se ve fácil y rápido y ponemos resistencia cuando alguien nos señala nuestras faltas. Por eso, debemos de considerar que el amor que Dios nos da, nos ayuda a no tomar esos señalamientos como una agresión, sino como ese gesto de amor que recibimos de los demás.

Con tristeza, Jesús nos dice que si no hay una respuesta positiva, que debemos simplemente alejarnos de esa persona: “apártate de él”, porque de seguro vamos a hacer un enemigo, o nos va a convencer a imitarlo y estaremos entonces cometiendo las mismas faltas.

Peso si nuestro hermano escucha, lo habremos salvado, nos dice Jesús. “Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos”.

Propósito de hoy: Padre, dame siempre la prudencia para ayudar a mi hermano cuando me necesita y las palabras para poder guiarlo hacia ti, con respeto y con amor.