1 DE JULIO: LO DEJO TODO EN TUS MANOS.

Mateo 8, 23-27 “¿Por qué tienen miedo?”

Cuando hablamos de Dios, la fe es lo más importante. Es a través de ella que nos reconocemos como hijos de Dios y no solo eso, es como podemos creer en él. Sin fe, nuestra confianza en Dios no existe; por eso tenemos que hacer mucha oración, para que, al hablar con Dios le recordemos que necesitamos que nos ayude a aumentar nuestra fe.

Mateo nos narra el episodio de la tormenta en el Mar de Galilea, donde Jesus sube a la barca con sus discípulos y se queda dormido. De repente las olas se agitan y todos creen que se va a volcar la barca y van a morir, mientras Jesús duerme. Muy preocupados lo despiertan diciéndole: “ Señor, ¡sálvanos, que pereceremos!”

Si nos ponemos en el lugar de los discípulos, podemos observar dos cosas. Una, ¡aún no conocían al Hijo de Dios!, y dos, ¿en quién tenían puesta su confianza? Ahora pongámonos en nuestro propio lugar y hagamos las mismas preguntas, ¿conocemos a Jesús? , ¿tenemos puesta  nuestra confianza en él?, ¿tenemos miedo?

Es muy natural tener miedo y no confiar, eso es verdad, pero, ¿qué tal si vamos haciendo más oración, si nos ponemos con mayor frecuencia a platicar con Dios, a abrir el corazón para escucharlo? A lo mejor el resultado mejora y se van quitando nuestro temores. Cuando tenemos una enfermedad, o un dolor, o alguna pena muy grande es cuando nuestra fe debe estar más fortalecida en el amor de Dios, porque aún si la tormenta está muy agitada, es en la Palabra de Dios que encontramos consuelo. Es Jesús en la cruz que carga con todo lo que nos causa miedo, él nos da las fuerzas para aceptar y para continuar nuestro camino por más difícil que creamos que es.

Jesús es nuestra guía de esperanza para no sentirnos solos cuando las cosas se ponen mal, y es su amor, el que nos fortalece en todo momento porque creemos en su poder de salvación.

Propósito de hoy: Padre no quiero tener miedo, quiero afrontar mis tormentas con la luz de tu amor, te pido que me llenes de tu gracia para que mi fe crezca y pueda dejar todo en tus manos. Amén.