28 DE JUNIO: LLEGO HASTA TI, EN HUMILDAD.

Mateo 8, 5-15 “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: ‘¡Ve!’, él va; al otro: ‘¡Ven!’, y viene; a mi criado: ‘¡Haz esto!’, y lo hace”.

Que interesante el Evangelio de hoy. Tal vez uno pensaría que este soldado, que le pide a Jesús que sane a su empleado es algo arrogante, por sus palabras: “cuando le digo a mi criado ¡haz esto! Y lo hace”. Sin embargo, es una manera de bcomportamiento que nos habla de respeto y de humildad. Él le pide a Jesús que sane a su empleado y que no le quite su lugar en la sociedad, dado que él era un oficial romano y Jesús el Mesías Judío. Y lo sabemos por la respuesta de Jesús: “Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande”. Y continua: “Vuelve a tu casa y que se te cumpla lo que has creído”. Y en aquel momento se curó el criado”.

La sabiduría de Dios.

En el pedir, está el dar, se dice por ahí. Sabemos que no somos dignos, que tenemos tantas carencias en nuestra vida personal y social; que nos falta humildad y nos sobra soberbia. Y a veces también creemos que Dios, se aleja de nosotros por todo esto y más. Pero somos nosotros los ciegos, a los que nos falta la fe de este oficial y con tantos errores en  nuestras decisiones, nos vamos separando del amor que nos da la fe.

Sí, olvidamos que Dios envió a su Hijo Jesucristo a morir por nosotros; y que ahí en la cruz, “Él hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores”. Y que en su misterio de amor, se entregó a un dolor que no era de él, que era nuestro y que sigue siendo nuestro.

Para Jesús, con que recordemos que está ahí para ti y para mí, que nos está esperando, que sufre más cuando nos olvidamos de él que cuando le estamos pidiendo que nos ayude, que nos sane, que tenga compasión de nuestra alma, que nos perdone nuestras faltas, incluso esa de olvidarnos de él…jamás va a dejarnos solos. Y aún si somos esa oveja descarriada, él va a ir a rescatarnos de la obscuridad en la que nos encontramos. Lo único que nos hace falta, es confiar en él.

Todos podemos ser dignos del amor de Dios, solo hay que acercarnos a él, con humildad diciéndole que nada somos sin su amor.

Propósito de hoy: Padre de amor, aumenta mi fe, inspira mi oración, no me permitas alejarme de ti porque sé que sin ti no soy digno de entrar en el Reino del Cielo.