26 DE JUNIO: HAGO TU VOLUNTAD CON AMOR.

Mateo 7, 21-29 “No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos”.

Cumplir la voluntad del Padre no es otra cosa que vivir en armonía unos con otros, querer comprendernos, dialogar para que nuestras diferencias no sean motivo que nos alejen del amor del que somos capaces de sentir.

Dice Jesús que no solo por que le llamemos “Señor” ya tenemos nuestro lugar en el cielo. No, esa palabra debe llegar con la coherencia de una buena vida; donde incluyamos la oración, donde la Eucaristía sea nuestro alimento y donde estemos dispuestos a

vivir el perdón que Dios tiene hacia nosotros, con los demás.

Hay una invitación que nos hace Jesús para que lo imitemos siempre que tengamos la oportunidad. El quiere que nuestras acciones vayan dirigidas a ayudar a los demás, sin olvidar que todos necesitamos de todos ya sea para reconfortarnos el alma, o para ayudar con las necesidades más humanas, del cuerpo. Jesús las llama las obras de misericordia espirituales y corporales.

Ayudar a quienes no tienen que comer, o al que tiene sed, vestir al que está desnudo, ofrecer refugio al peregrino, ir a ver a los enfermos, visitar al que está preso y enterrar a los muertos son las Obras de Misericordia Corporales y las Espirituales son las que nos ayudan a crecer. Enseñar al que no sabe al compartir lo que sabemos con la finalidad de que los ayudemos a aprender, jamás a modo de humillarlos; dar buen consejo orientando al otro para que tome mejores decisiones, también corregir con amor a que otros reconozcan cuando se equivocan; consolar al que está triste y que pasan momentos difíciles, por supuesto que perdonar al que nos ha ofendido, aceptar con paciencia las imperfecciones y los defectos de los demás y rezar por los vivos por sus necesidades y los muertos para que descansen en paz.

No debemos olvidar que todo esto en algún momento, en nuestro camino también son nuestras necesidades, recordando que como tratamos a los demás, vamos a ser tratados cuando vivamos estas situaciones de dolor.

Procuremos tener misericordia por los demás, así como Dios tiene para nosotros, cumpliendo su voluntad y preparándonos para estar junto a él, en el último día.

Propósito de hoy: Quiero hacer tu voluntad con el mismo amor con que tu estás a mi lado todos los días de mi vida.