16 DE JUNIO: TE NECESITO EN MI VIDA.

Mateo 5, 38-42 “Al que te pide, dale”.

Mateo nos habla en su Evangelio de hoy sobre la disposición de Jesucristo de ver por nosotros. Pero, ¿cómo?

Cuando nos dice: “al que pide, dale” nos invita a la caridad, a la compasión, a la misericordia pero especialmente ¡al amor! Sí, a que nos ayudemos unos a otros, a que podamos ver la necesidad en el silencio de nuestro hermano y estemos listos para ser quién no suelte la mano.

Imaginemos que eres tú o que soy yo quién pide y nos topemos con personas de corazón endurecido que, aún viendo nuestro dolor, se limiten a caminar de lado como si no nos vieran, con tal de no comprometerse, ¿te ha sucedido?. Sí, pasar por la vida del otro sin darnos cuenta de su realidad. Jesús en el servicio a nosotros, nos entregó su vida entera y nos toca ahora ser nosotros quienes servimos, con amor, a nuestro hermano más débil.

El amor de Dios nos invade el corazón y cada uno tenemos que reconocer su gracia para salir adelante. Y a veces salir adelante es acercarnos a otros a pedir ayuda y con humildad creer que en esa ayuda está la gracia de Dios.

Hay que recordar que no podemos con todo solos, que necesitamos a Dios. Y que pedimos ayuda o si alguien nos pide algo, hay que responder con alegría, solo es cuestión de voluntad y sobre todo, de amor. “No le vuelvas la espalda”, nos dice Jesús y puede ser tan sencillo como detenernos a ver a los demás, su dolor, su soledad, su necesidad, algo así como escuchar a nuestros abuelos, ayudar a nuestros padres, cuidar a alguien enfermo, estar dispuesto a acompañar al que sufre o tiene una pena, o está solo.

No hay que volverle la espalda a nadie, aún si nos desagrada su persona, seamos buenos, procuremos el bien común, propiciemos la paz entre nosotros y sobre todo demos fe de que es el amor de Dios el que nos mueve y motiva a estar presentes en la vida de los que nos rodean.

“Amen a sus enemigos”, nos dice Jesus, porque si solo amamos a quién nos trata bien ¿qué mérito tenemos?.

Propósito de hoy: Que nunca me canse de dar en tu nombre y que si soy yo, el que tiene una necesidad, que mi orgullo no me detenga a ser humilde de corazón para acercarme a pedir ayuda reconociendo que yo solo…no puedo.