Juan 21, 20-25 “Tú, sígueme”.
A veces parece una insistencia de Jesús, al estar diciéndonos “sígueme”, pero, ¿acaso no viviríamos más en armonía si lo siguiéramos?
¿Qué sucede cuando estamos en un club o en una organización? Siempre buscamos más integrantes ¿vedad?, pero ¿para qué?, ¿por qué? Principalmente para difundir más ampliamente el propósito de ese grupo. Entonces ¿qué pasaría si nos propusiéramos seguir a Jesús? ¡Sí!, escucharlo, imitarlo, hablar más de él, de su trabajo en la tierra, de su presencia entre nosotros…¿no seríamos, tal vez, mejores personas?, ¿podrían terminar nuestras diferencias?, ¿acabaríamos con las guerras?, ¿viviríamos mejor?.
Jesús quiere que lo sigamos, que entremos mar a dentro a remar con él, nos invita a cada uno a caminar a su lado, donde conscientemente tomemos la decisión de seguirlo. Si, por que nos hemos dado cuenta que lo necesitamos.
“Señor, ¿qué va a pasar con éste?” Jesús le respondió: “Si yo quiero que éste permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú, sígueme”. Con esta respuesta que Jesús le da a Simón tan bruscamente, tal vez Jesús nos quiere dar a entender que no tenemos que estar viendo lo que hacen los demás, que debemos concentrarnos en nuestro comportamiento, en nuestras acciones, en qué tanto estamos dispuestos a dar de nosotros mismos para procurar que tengamos todos una mejor calidad de vida. Lo que hacen los demás no debe distraernos de lo que hacemos nosotros, hay que preocuparnos por utilizar los dones del Espíritu Santo para el bien común, para solucionar situaciones difíciles, para calmar el dolor y la angustia, para servir a los demás, ayudar y apoyar con alegría, sin ver si el otro lo hizo mejor.
Jesús nos invita a seguirlo con nuestros defectos y virtudes, nos acepta y quiere que demos lo mejor que hay en cada uno de nuestros corazones.
Propósito de hoy: Padre de amor, quiero seguir tus pasos, tu camino y ser discreto en mi haber para que mi mano izquierda, no sepa lo que hace mi mano derecha. Quiero seguirte y remar mar adentro sin miedo y con fe, sabiendo que tú estás junto a mi.