27 DE MAYO: VEN A MI CORAZÓN, QUE ES TU HOGAR.

Juan 16, 5-11 “¿A dónde vas?”

¿Cuántas veces hemos hecho esta pregunta?, o, ¿Cuántas veces nos la han hecho a nosotros?, ¡Una, dos, o mil veces! Seguro te pasa que por lo menos escuchas esta pregunta una vez al día, ya sea que la hagas tú o que te la hagan a ti. Y cuántas veces respondes lo mismo. Ahora imagínate que un día te dice alguien: “Les conviene que me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito; en cambio, si me voy, yo se lo enviaré”…¿Cómo reaccionarías?

Así se quedaron los discípulos, querían saber a donde iba Jesús para ir con él y seguir sus pasos, y Jesús les dice que que confíen, que él va a enviar al Espíritu Santo Paráclito, a que nos llene de su amor y nos de la sabiduría de Dios para hablar con la verdad que él vino a enseñarnos. Esa que nos fortalece en los momentos difíciles, la que nos abre el camino hacia la casa de Dios, la que nos llena de gracia para vivir en oración aumentando nuestra fe y aprendiendo a dirigirnos de una manera ordenada, donde nos cuidemos unos a otros con ese mismo amor.

Dice el Evangelio de hoy: “su corazón se ha llenado de tristeza”, por escuchar que Jesús se va y no logran comprender el camino que tiene que recorrer, solo, cargando la cruz del dolor humano, para morir por nuestro pecado. Sin embargo, nosotros podemos recorrer ese camino con él, para protegerlo de nosotros mismos, de nuestra maldad y desobediencia. Seamos el buen pastor, que anima a sus ovejas, el Samaritano que ayuda a todos sin importar si piensan o no igual que él.

El Evangelio nos invita a imitar a Cristo, a dar fruto abundante, a tener muy buena cosecha, para alimentarnos unos a otros con las semillas del amor que el Hijo de Dios ha venido a plantar en nuestro corazón.

Propósito de hoy: Padre, alimenta mi entendimiento, para comprender que a donde vas, yo debo esperar con amor tu regreso, y preparar mi corazón para que tú habites en él.