Juan 15, 21-16, 4 “Ustedes también darán testimonio”.
Ustedes también, dice Jesus y se refiere a nosotros, no solo a sus discípulos que lo acompañaban, vamos a dar testimonio de que hemos visto al Hijo de Dios. Que él ha venido a hablarnos del Padre y a ayudarnos a reconocer la llegada del Espiritu Santo, el Espiritu de la verdad, el Consolador que viene del mismo Dios. También nos dice que el ha venido a hablar con nosotros para fortalecer nuestra fe.
Y, ¿cómo es que vamos a dar testimonio de Jesucristo? Hablando de él, siendo misioneros de su Palabra de amor, compartiendo lo que sabemos de él con quienes aun no lo conocen. Y ¿cómo es eso?, eso es siguiendo su ejemplo, imitando sus obras, poniendo a Dios primero.
Estamos preparándonos para recibir al Espiritu Santo, la fiesta de Pentecostés. Es el día en que se cumplió la promesa de Cristo a los apóstoles de que el Padre enviaría al Espíritu Santo para guiarlos en la misión evangelizadora. Y nos regaló dones que tenemos que descubrir en nuestro corazón que nos ayudan a entender mejor a Jesús, para vivir profundamente nuestra fe. Nos permiten ver las cosas como Dios las ve, nos llevan a captar la grandeza del amor del Creador, y a entender su voluntad.
Y es ahí donde vamos a dar testimonio de Jesús, con nuestra manera de ver la vida, en cómo abordamos nuestros problemas, en el trato que tenemos con los demás. Recibimos los dones del Espíritu Santo y los usamos para el bien común, para respetarnos unos a otros, para juntos sembrar semillas de amor, y demostrarlo al momento de la cosecha cuando nos unamos en el camino que nos va a llevar a la vida eterna.
Propósito de hoy: Padre, quiero prepararme para recibir al Espíritu Santo y sus dones en mi vida, procurando dar testimonio de fe y de amor.