25 DE MAYO: QUIERO VIVIR EN TU CASA.

Juan 14, 23-29 “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y  haremos en él nuestra morada”.

El amor de Dios Padre es incondicional y su perdón es misericordioso, porque no importa lo que hagamos, él siempre nos va a perdonar. Pero, ¿te imaginas que bonito sería que Dios nos amara y nos perdonara porque nosotros lo amamos igual?, nuestro perdón tendría más mérito. Es como cuando cumplimos nuestros deberes en el hogar, siempre está la recompensa de una mamá feliz, que nos agradece; o cuando hacemos bien nuestro trabajo, recibimos un salario por ello. ¡Qué mejor que recibir el amor de Dios, porque también lo amamos!

Hacer en Dios nuestra morada, es vivir en él, refugiarnos en él, saber que cuando estamos en problemas es a él a quién recurrimos, que al sentirnos mal es su palabra nuestro consuelo. Que Dios sea nuestro hogar es permitir que su palabra esté siempre viva, es acercarnos a él para que llene nuestro corazón de esperanza, de bendición, de amor. Si existe un lugar así ¿quién quisiera mal despreciarlo?

Ir hacia los brazos del Padre, es seguir sus mandamientos, es comprometernos con las enseñanzas de Jesucristo resucitado, es vivir las obras de misericordia haciendo el bien a los demás, sirviendo con amor al que nos necesita y entregándonos pacientemente a sabernos hijos de Dios.

Cumplir la palabra del Padre, no es otra cosa más que ser buenas personas, respetar a otros, compartirlo con quien nos rodea, tener el corazón listo para recibirlo; es encontrar en nuestro dolor el dolor de Su Hijo hecho Hombre para sanar, para agradecer nuestras bendiciones y sobre todo para perdonar y pedir perdón a quienes hemos hecho daño.

Vamos uniendo nuestro corazón al corazón de Dios, recibiendo la gracia de la fe, y actuando según su palabra de amor, por que solo él es el Camino, la Verdad y la Vida y el que cree en él vivirá para siempre.

Propósito de hoy: Padre quiero vivir en tu casa, aumenta mi fe para siempre cumplir tu palabra y alcanzar la vida eterna.