12 DE MAYO: ENTRO POR LA PUERTA DE TU AMOR.

Juan 10, 1-10 “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas”.

Que bonito Evangelio el de hoy, donde Jesús nos invita a pasar por ‘la puerta del redil de las ovejas’ y nos dice que el que se salta esta puerta, o bien, el que hace trampa, ese es un ladrón y un bandido y nos recuerda que la única puerta de salvación es Él mismo. Sí, él nos asegura que es “la puerta de las ovejas”.

Y cuál es la diferencia entre puerta y puerta, podemos preguntarnos y también nos contesta:  “A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz”. Y es verdad, seguir la voz de Dios nos lleva a la plenitud de nuestra vida. Nos quita los miedos, nos fortalece la fe, nos ayuda a sanar el dolor, a salir adelante. Dejamos de ser esa oveja perdida, porque en él encontramos refugio para nuestra alma y consuelo para nuestra vida.

Jesús, el Buen Pastor, nos protege aún cuando creemos que estamos tan perdidos que jamas vamos a recuperar el camino, llega él con su voz a llamarnos por nuestro nombre y al instante reconocernos como sus hijos amados. Sin embargo, a aquel que llega como un falso profeta a hablarnos con palabras bonitas, a conquistarnos con su maldad, pero que no reconocemos su voz, a ese no lo seguiremos por que es un extraño, tenemos que darle la vuelta, huir; sabemos que sería entrar por la puerta equivocada. Ése mentiroso, ladrón solo viene a destruirnos con el poder, con la droga, con los vicios que nos pueden llegar a atormentar.

No vivamos ciegos ni sordos, aprendamos a diferenciar entre el bien y lo que nos aleja de la voluntad de Dios, que no es otra más que nuestro bienestar. Y es entonces, cuando escuchamos la voz del pastor que nos conoce y que nos dice: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’’.

Propósito de hoy: Padre, ayuda a que mis sentidos sepan reconocer tu voz y no se dejen engañar por aquellos que vienen a hacerme promesas a cambio de mi dignidad humana. Ayúdame a que siempre decida elegirte a ti que a cualquier tentación que busca alejarme de tu corazón, que yo siempre quiera entrar por la puerta de tu amor.