27 DE ABRIL: NO QUIERO SER COMO TOMÁS.

Juan20, 19-31 “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.

Y tú ¿Crees en el Hijo de Dios? O estás como Tomás, que debía meter el dedo en el costado de Jesús para creer en el. Aunque en realidad al tener la oportunidad de hacerlo, solo dijo: “Señor mío y Dios mío”, creyó al ver a Jesús. Y nos dice Jesús: “ dichosos los que creen sin haber visto”.

Si tratamos de imaginar esa escena el día de hoy, ¿de qué manera crees que sería? ¿Cómo vamos a creer en Jesús si no lo vemos? O acaso ¿sí lo vemos?

Es muy buena pregunta. ¿Dónde y cuándo vemos a Jesús, el Hijo de Dios, el Maestro y el Redentor que ha venido a traernos la paz?

Todos somos dichosos porque creemos sin haber visto. Y a eso se le llama fe. Es nuestra fe Católica. Creemos porque conocemos la historia de Jesucristo, porque lo leemos en los Evangelios y principalmente porque podemos sentir el amor de Dios en nuestro corazón. Es verdad que también dudamos, y es que queremos, como Tomás poder tocar. Sin embargo él se convenció antes de siquiera atreverse a tocar a Jesús. También es cierto que tenemos miedo, y ¿quién no? Temer lo que desconocemos en natural en el ser humano, pero, para eso tenemos la Palabra de Dios, para eso estudiamos los mandamientos y vamos a misa.

Confiar en Dios, es creer que su Palabra es amor, y que es por medio de la Eucaristía que recibimos a su Hijo en el corazón. Para ello, primero hay que pedirle a Dios que aumente nuestra fe porque es una gracia que nos es concedida, cuando la pedimos. Después debemos de seguir los Sacramentos entre ellos el de la Reconciliación, que es acercarnos a los que hemos ofendido a pedirles perdón, a recordarles que no guardamos rencor y a pedirles nosotros también perdón.

Cuando nos confesamos, y escuchamos misa, la Palabra de Dios adquiere significado, nos permite llenarnos de esperanza y aprender que la luz de Dios es la que guía nuestro camino, por el que a veces tropezamos y fortalece esa fe para poder creer en él. No tengamos miedo, Jesús está en nuestro corazón, y se revela por medio de nuestra bondad, de nuestra caridad, de nuestra misericordia y de nuestra manera de perdonar y de amar a los demás.

Propósito de hoy: Padre no necesito tocar tus llagas para creer en ti, porque tú eres el que toca mi alma para que mi fe sea genuina y no dudar de tu presencia en mi vida, yo soy bendecido por tu amor.