Juan 13, 21-33. 36-38 “Pedro replicó: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”. Jesús le contestó: “¿Conque darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres veces”.
La fidelidad al Hijo de Dios.
Jesús va a ser entregado por uno de sus discípulos, mientras otros le dice que darían la vida por él. Y él sabe, que eso no es posible y que jamás va a suceder, entonces le contesta a Pedro: “A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; me seguirás más tarde”. Y después de esta conversación Pedro negó 3 veces conocerlo a su Maestro.
Nosotros vivimos de una manera muy impersonal, no sentimos empatía por otros por estar ocupados en nuestros problemas personales. Sin embargo queremos pretender que estamos presentes y que nos interesa la vida de los demás. ¿Te pasa algo así? Ojalá que la respuesta sea negativa. Que no seamos nosotros motivo de dolor para los demás, que seamos los primeros en entender cuando alguien tiene un problema y ayudar, en lugar de ignorar. Jesús recibió muchos maltratos de los grupos sociales, de los escribas, de los sumos sacerdotes, del gobierno que tenían miedo de un hombre que hablaba de amor. Y muchos, con tal de no ser asociados con él, lo negaron.
Hay que preguntarnos si estamos dispuestos a dar la vida por alguien, tal vez por nuestros padres, o nuestros hermanos, o por nuestros hijos o por Jesucristo, el Mesías, el Salvador, el portador de la Buena Nueva de Dios. Podemos no pensar en nosotros mismos y pensar en aquel que tiene una pena, pensar en estar ahí, junto a el o ella solamente tomando su mano para decirles que no están solos. Seguramente Jesucristo hubiera deseado eso de Pedro, que hubiera sentido esas palabras que le dijo: “Yo daría mi vida por ti” y que las hubiera honrado.
Es aquí donde vemos que Jesucristo, nuestro Señor, es bueno, es misericordioso y nos perdona. Él perdonó a Pedro y le encomendó a su iglesia, a nosotros, con la esperanza de que nos diéramos cuenta de que él no guarda rencor, ni odia, sino al contrario, él nos abraza, nos sana, nos protege y nos ama. El murió por nosotros, para que nosotros pudiéramos continuar una vida llena del amor de Dios y así poder dar testimonio de fe.
Propósito de hoy: Quiero ser fiel a Jesús y dar testimonio de que él vino a entregar su vida por mi. Quiero hablar de él y jamás negarlo, al contrario, quiero comprometerme con él, dando testimonio de que escucho su Palabra de amor.