Mateo 6, 16-18 “Cuando vayas a orar, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que ve lo secreto y te recompensará”.
En el Evangelio de hoy, Jesús nos habla de nuestra intimidad con Dios a diferencia del reconocimiento social, de tener cuidado al no practicar obras de piedad delante de los hombres, para que nos vean, sino como una entrega de amor por nuestros semejantes. “Cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta” y “cuando hagas oración , ora en lo secreto”. “Cuando ayunes, no pongas cara triste”, “que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha”. Porque en todo lo que hacemos está Dios y sí, él recompensará nuestro sacrificio porque lo hacemos con alegría, aún si es muy difícil, o si nos cuesta trabajo.
Cuando nuestras acciones están guiadas para el bien común, ‘hacer el bien sin mirar a quién’, como dicen por ahí, no esperamos algo a cambio, ni premio, ni reconocimiento. Hacemos las cosas por amor, tratando de imitar ese mismo amor que tuvo Jesús en la cruz por nosotros.
Hoy Miércoles de Ceniza da el comienzo a la Cuaresma, que es un tiempo de reconciliación. Nos vamos a preparar para vivir la Pasión de Jesús, vamos a purificar nuestra conciencia, arrepentidos para que Dios nos de su bendición y nos perdone. Vamos a pedirle a Jesucristo que nos ayude en nuestra conversión para poder renovarnos y ser personas nuevas que buscamos imitar sus acciones de amor y juntos pedirle a Dios su misericordia diciéndole: ‘Escúchanos Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti’.
Esta Cuaresma, que nuestra ofrenda sea vernos libres de los malos deseos, de los vicios y de las distracciones que nos alejan de Dios; que podamos vivir la plenitud del amor que fortalece a Jesús en su camino para nuestra salvación y que logremos la misericordia de Dios para nuestra vida y el perdón de nuestros pecados.
Propósito de hoy: Hoy voy a asistir a misa para recibir las cenizas como signo de penitencia, recordando que soy polvo y al polvo he de volver.