Lucas 5,1-11 “Dejándolo todo, lo siguieron”.
La pesca era mala ese día en que Jesús se acercó a varios pescadores, y los envió de nuevo mar adentro y ellos, confiaron en él; llenaron dos barcas de tanto pez que casi se hundían por el peso, dándose cuenta de que, había hecho un milagro frente a ellos. Y ahí, Jesús los invitó a seguirlo: “Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron”.
¿Qué quiere decir seguir a Jesús?
Seguir a Jesús es actuar con rectitud. Muchas personas creen que significa ser religioso, pero no; esa es solo una manera. Seguir a Jesús implica un compromiso con nosotros mismos y con Dios, porque vamos a cambiar, para bien, nuestra escala de valores. ¿Qué pasa cuando escuchamos a alguien hablar y nos gusta lo que dice? ¿O cuando vemos a un artista por que su voz nos atrae? ¿O cuando leemos un libro y nos enamoramos del autor? ¡Los seguimos! Nos convertimos en sus admiradores y tratamos de conocerlos, de verlos y de escucharlos lo más que podamos y de alguna manera influyen en nuestra ideología o pensamiento. ¿Te ha pasado?
Imaginemos que eso nos sucede al escuchar hablar de Dios. Que nos enamoramos de la figura del Hombre hecho carne que es Jesucristo, que lo queremos conocer y escuchar y leer sobre su vida y ¡lo seguimos! Imaginemos que influye en nuestra manera de pensar y de actuar y que hacemos cambios en nuestra ideología respecto al perdón, a la compasión, al amor. ¿Te ha pasado?
Tal vez, todos tuviéramos mejores oportunidades si siguiéramos los mandamientos de la Ley de Dios, que solo nos hablan de civilidad, de amor, de respeto entre unos y otros. Que nos enseñan el valor de decir la verdad, de la bondad de ser recíprocos con nuestros padres y hermanos, nos ayudan a razonar y discernir entre lo bueno y lo malo. Nos fortalecen ante la expectativa del “por qué” ser buenos seres humanos, y es que Dios nos deja ser y es por mi decisión si vivo en la plenitud de su amor o si lo rechazo.
¿Para qué seguir a Jesús? Para recordar que no importa cuántas veces nos equivocamos, él está ahí para acompañarnos en el perdón, para reiterarnos que no estamos desamparados, que a su lado vivimos en la esperanza; para levantarnos si nos caemos, y principalmente para saber que pertenecemos a un corazón que nos protege de aquello que desconocemos y nos abraza con su amor infinito.
Jesús, quiero seguirte para encontrar en ti un refugio para mi alma.
Propósito de hoy: Quiero que nunca se me olvide que Dios vive en mi corazón y que soy yo, quién lo deja entrar o quién lo aparta de mi vida con mis acciones.