24 DE ENERO: QUIERO CAMINAR A TU LADO, JESÚS.

Marcos 3, 13-19 “Llamó a los que él quiso, y ellos lo siguieron”.

Jesús llama a aquellos que él elige y que quieren seguirlo, y él nos llama a cada uno de nosotros a hacer lo mismo, a seguirlo; no nos pone condiciones, solo que sea nuestro deseo caminar la vida a su lado.

Pero, ¿Quién puede caminar junto a Jesús? ¡Tú!

Muchas veces nos enfocamos en los demás, que si hicieron esto o esto otro y nos olvidamos que eso no debe ser importante para nosotros, no; tenemos que enfocarnos en las cosas que hacemos nosotros y nadie más. Podemos caminar de la mano de Dios siempre, él es lo que desea; aunque suena más atractivo ir por el lado que sutilmente se ve más fácil. Cierto es que ser discípulo de Jesús tiene sus condiciones. Por ejemplo, vamos a ser criticados, nos van a juzgar y a veces no para bien, pueden decirnos hipócritas y locos, o sencillamente que creemos en una ilusión, en una historieta que alguien se inventó.

Y es que seguir a Jesús, quiere decir ser honestos en todo lo que hacemos, y para muchos eso es una práctica inexistente, significa amar a nuestro hermano como Jesús nos ama y quiere decir saber perdonar y tener el deseo de acercarnos al otro a pedirle perdón por que le hemos fallado. Caminar mano a mano con Jesús, es sembrar sin desesperar para cosechar frutos de amor y si nos falla una vez, repetirlo de nuevo. No perder la esperanza de que al ser testimonio del amor de Dios, los demás van a querer unirse al camino.

Aceptar seguir a Jesús es querer aumentar nuestra fe, es estudiar las palabras que nos dice, en los Evangelios y ponerlas en práctica, que no caigan en un corazón endurecido;  que nos reconozcan por el servicio que damos con alegría, por nuestra caridad para el necesitado y nuestra fortaleza ante las tentaciones que nos asedian cada día. Es comprobar una y otra vez que con Jesús somos más asertivos en nuestro quehacer diario, porque sabemos que él nos va a dar las palabras necesarias ante la adversidad, que no vamos solos y que necesitamos de él, de su misericordia y de ese amor incondicional que se derrama en cada uno de nosotros, sus hijos.

Ojalá que todos queramos seguir el llamado de Jesús, desde el lugar donde estamos. Ser sus discípulos ahí donde nos encontramos y esforzarnos por vivir en la plenitud del amor, como él nos ha enseñado al hacer el bien a los demás.

Propósito de hoy: Que tu Palabra sea siempre mi guía en el camino y esa luz que ilumina mi caminar para dar fe de que también soy tu discípulo amado.