8 DE ENERO: NO TENGO MIEDO PORQUE SÉ QUE VIENES A MI LADO, JESÚS.

REFLEXIÓN DEL DÍA: NO TENGO MIEDO PORQUE SÉ QUE VIENES A MI LADO, JESÚS.

Marcos 6, 45-52 “¡Ánimo! Soy yo, no teman”.

Las palabras que constantemente nos dice Jesús, “no teman”.

Es normal para los seres humanos tener miedo cuando desconocemos las cosas, nos asusta no saber qué es, o qué significa algo, es natural. Imaginemos el episodio donde los discípulos de Jesús van en su barca y empieza a moverse el agua tempestuosamente, con neblina, en la obscuridad y al fondo visualizan una figura caminando sobre el agua. ¡Creo que yo también me asustaría! Y ¿tú?

Y la respuesta de Jesús es esa: ‘no tengan miedo, soy yo’…¡creo que de todas maneras seguiría asustada! Y lo que hace Jesús es invitarnos a confiar en él. ¡Sí¡ a que tengamos buen ánimo cuando estamos desconcertados y a que recordemos que él nunca se aparta, él está ahí para protegernos, solo necesitamos verlo. ¡Querer verlo! Eso es muchas veces la parte difícil. Esperamos que Jesús aparezca al momento que lo necesitamos, solo que él está ahí y no lo vemos porque nos falta fe, nos falta creer en Dios, para poderlo ver a él.

Para lograr estar con Jesús, hay que nacer a una vida nueva en compromiso con nosotros mismos, donde pongamos por delante la Palabra de Dios, esa que nos acobija en la obscuridad. Caminar con Jesús implica poner atención a nuestra conducta moral, a nuestra obediencia de las reglas de vida, como les llamo, a los 10 mandamientos; no matar ni con la mente, no mentir, no robar, respetar a los demás, no querer lo que no nos pertenece y principalmente amar a Dios por sobre todas las cosas. Buscar ser amables y serviciales, ser el primero en pedir perdón, no permitir que las distracciones del mundo, la avaricia, la venganza, el odio se apoderen de nuestra mente, porque entonces nos vamos alejando del Padre. Y lo que nos aleja del Padre, nos separa de Jesucristo.

No tener miedo, es afrontar la vida con actitud positiva, es vivir las obras de misericordia, es aumentar nuestra fe en la oración, la reconciliación, en la Eucaristía. Es mirar hacia el frente sabiendo que la fortaleza de Jesús en la cruz es nuestra también, que podemos vencer las tentaciones que nos persiguen, que solo debemos querer ver a Jesús en la obscuridad, porque es él la luz que va guiando nuestros pasos.

¡Ánimo! No vamos solos, Jesús viene junto a nosotros.

Propósito de hoy: Que el amor y la compañía de Jesús vivan muy presente en mi corazón para darme cuenta que con él, no debo darle cabida al miedo, jamás.