4 DE DICIEMBRE: NECESITO DE TU AMOR, SEÑOR JESÚS.

Mateo 15, 29-37 “¿Cuántos panes tienen?”

Y tú ¿Cuántos panes tienes?

“Dar de comer al hambriento” es una gran obra de misericordia y no significa solamente darle un pan para comer y saciar el hambre del cuerpo; significa también darle de comer amor, esperanza, aliento y misericordia al espíritu de nuestra alma.

El Evangelio de hoy nos habla de la multiplicación de los panes; donde solo había unos cuantos y algo de pescado y con la Palabra de Vida Eterna de Jesús fueron suficientes para alimentar a tantas personas que llenas de fe, acudieron a su encuentro, para que los sanara.

Nosotros heredamos ese poder de sanación del Hijo de Dios. ¿Lo habías pensado? Cuando un niño se acerca a sus padres llorando y éstos tienen la palabra precisa para consolarlo: están sanando. Cuando alguien nos platica su dolor y nosotros lo escuchamos con atención: estamos acompañándolo a sanar su dolor. Cada vez que ayudamos a alguien estamos también ejerciendo ese poder de sanación que recibimos de Dios. Una palabra, un abrazo, un buen oído para escuchar, todos son los medios que usan nuestros dones para curar heridas, para sanar corazones y para reafirmar que todos estamos aquí por que tenemos un propósito, un cometido, una misión que cumplir por la voluntad del Padre.

Multiplicamos los talentos, las virtudes y servimos a tanta gente sin darnos cuenta; en el hogar, en la escuela, en el trabajo y somos parte del plan de salvación de Dios nuestro Señor. Nunca olvidemos que como sus hijos, él nos creó a imagen y semejanza de Jesús de Nazaret y él quiere que desarrollemos esos talentos para el bien común. No debemos quedarnos con los brazos cruzados, hay que actuar a favor del bien de la Buena Nueva que es Jesucristo, para que llegue a otros, por medio de nosotros, su Palabra de Amor.

Propósito de hoy: Quiero dar en abundancia al compartir mis dones y talentos durante este tiempo de Adviento, para prepárame a la llegada de Jesucristo con un corazón que necesita tanto de su amor.