Desde el Monte de los Olivos en Jerusalén, contemplamos el momento en que Cristo asciende al cielo. La Ascensión no es una despedida, sino el inicio de una nueva presencia de Cristo en su Iglesia. Él nos promete que estará con nosotros “hasta el fin del mundo”. En esta contemplación, somos llamados a mirar hacia lo alto con esperanza, sabiendo que Cristo reina en gloria, pero también a mirar hacia nuestra misión en la tierra. Este es un momento para renovar nuestro compromiso de ser sus testigos, anunciando su reinado y su promesa de vida eterna.
✝️ Lecturas: Lc 24,50-53
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