17 DE OCTUBRE: QUIERO RENDIRTE CUENTAS DE AMOR.

Lucas 11, 47-54 “A esta generación se le pedirán cuentas”.

¡Nosotros somos esa generación! Y no quedaremos libres de rendirle cuentas a Dios por nuestras acciones, de las buenas y de las no tan buenas.

¿Cómo vas en las cuentas de tu vida?

Dios toma nota de todo, él nos creó, por consiguiente, como un padre sabe en qué líos andamos metidos, sabe cómo utilizamos nuestras virtudes y nuestros dones: él sabe si le damos buen uso a los regalos que nos dió desde el día en que nacimos. También sabe cuando consideramos que somos mejores que los demás y empezamos a tratarlos con soberbia, con altanería y a faltarles al respeto. Pero también sabe cuando nos acercamos al otro para ayudarlo, procurando dar lo mejor que podemos con el auxilio de Dios, de su mano, para sentir que él nos fortalece en las tareas difíciles, en los retos que creemos no poder lograr y en el servicio que, con amor, ofrecemos a nuestro hermano.

Es momento de detenernos y de sentarnos a hablar con Dios; de hacer un examen de consciencia para ponernos al día con nuestra vida. ¿En qué hemos fallado? ¿Nos hemos alejado de Dios? ¿Seguimos una vida honorable, que al voltear hacia atrás podemos sonreír? Nunca es tarde para empezar de nuevo. Cada día es un comienzo ¡desde que abrimos los ojos! es una oportunidad que nos presenta nuestro Padre del Cielo, para pedir perdón, para perdonar y para sincerar nuestro corazón en la reconciliación. Primero con Dios que nos ha dado el don de la vida y que nos hace fuertes porque podemos reconocer que sin él a nuestro lado, no somos nada, luego con nosotros mismos, debemos perdonarnos, aceptarnos, querernos y tercero, con los que nos rodean, nuestros padres, hermanos, amigos, maestros, compañeros y con nuestra pareja. Pedir perdón y perdonar, que ese sea nuestro propósito de aquí en adelante para que entonces sí podamos dar cuentas de amor a nuestro Padre cuando nos llame a compartir con su Hijo Jesucristo, la vida eterna.

“¡No tengas miedo!” Nos decía San Juan Pablo II, caminemos hacia el amor de Dios, para poder dar testimonio de que él es parte de nuestra vida en todo momento y que es de su manos que recibimos la gracia de buscar encontrar paz y de sembrar paz por donde quiera que vayamos.

Propósito de hoy: Padre, quiero recapacitar y tener un encuentro personal contigo para saber cuál es la mejor manera de servirte y de ayudar a los demás, para poder rendirte cuentas de amor en mi día final.