14 DE OCTUBRE: PURIFICA MI ALMA CON TU AMOR.

Lucas 11, 29-32 “La gente de este tiempo es gente perversa”.

Es interesante cómo en el Evangelio de Lucas, Jesús habla de la falta de fe en los seres humanos y de cómo somos personas perversas. Y la perversidad es como cuando desviamos nuestras acciones de su verdadera intención o propósito; es un cambio hacia lo peor, un uso erróneo de algo para un fin equivocado. Habla de cuando pedimos una señal para creer y aún teniéndola seguimos sin creer, cuando ponemos todo en duda y debilitamos nuestra fe.

Ser una persona perversa, dentro de las definiciones de la misma, es cuando utilizamos nuestra voz para todo aquello que nos aleja de Dios, como comportarnos de mala manera, o cuando maldecimos a otros, o utilizamos un lenguaje soez y grosero o cuando usamos nuestra voz para chismear o mentir, o cuando al hablar nuestras intenciones van dirigidas a ofender e insultar.

Nosotros tenemos el control de discernir entre lo bueno y lo malo, entre el bien y el mal; Dios nos regaló ese privilegio y depende de lo que hay en nuestro corazón, lo que va a salir de nuestro comportamiento. ¿Cómo está tu manera de ser? ¿Eres una persona gentil o perversa? Siempre tenemos la opción de cambiar, de modificar nuestra manera de ser, de actuar y de pensar. Podemos convertirnos en personas de bien que a eso hemos sido llamados, a ser imagen y semejanza del mismo Jesucristo, a perdonar a los demás, a tener la humildad para pedir perdón y arrepentirnos verdaderamente de nuestras fallas, porque es así que dejaremos de ser perversos para no alejarnos de Dios.

Vamos poniendo nuestro esfuerzo en descubrir nuestros dones y virtudes para desarrollarlos a favor del bien común. Usarlos para ser sensibles ante las injusticias que se cometen contra los demás, intentando contribuir a que la maldad no acabe con nosotros, que podamos ver en el otro nuestra propia imagen, esperando que sea una imagen amorosa que nos dirija hacia el amor de Dios.

Propósito de hoy: Padre, purifica mi alma para que mis pensamientos y acciones no me separen de ti, de tu verdad y de tu compasión.