8 DE OCTUBRE: QUIERO DARTE MI ATENCIÓN INCONDICIONAL.

Lucas 10, 38-42 ”Muchas cosas te preocupan y te inquietan”.

En nuestro día a día, ¿cuáles son las cosas que nos preocupan?, ¿Qué cosas nos inquietan?, ¿Por qué nos cuesta trabajo estar quietos, tranquilos, sin agitarnos?…¿Lo has pensado?

El Evangelio de Lucas nos relata cuando Jesús fue a la casa de Marta, de María y de Lázaro, sus amigos y Marta empieza a arreglar cosas, tal vez a poner café, o a hacer algún postre, o a cortar pan con mermelada para recibir a su invitado, mientras María se sienta a escuchar a su Maestro. Al ver que María se sienta le dice a Jesús que si ya se dió cuenta que María no está haciendo nada.

Sin embargo, Jesús le dice que María ¡está en el mejor lugar!: “María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”.

Tal vez podemos preguntarnos ¿Cómo la mejor parte? ¿Verdad? ¿La de la comodidad de no ayudar a su hermana? Y Jesús, imagino que con mucho amor le dijo que nadie iba a quitar a María de haberse sentado a escucharlo. María no quería evadir el quehacer, no, ella solo quería atender a Jesús con su presencia, escuchándolo, haciéndole compañía, aprendiendo de las parábolas y las historias y anécdotas que Jesús venía a compartirles.

Y me recuerda cuando tenemos visitas y queremos aprovechar con ellos cada segundo porque están haciendo un espacio en su día para venir a saludarnos y a demostrarnos su amor. ¿Te imaginas a Jesús visitando tu hogar? Seguro estarías como María y como yo, deseoso de escuchar y de aprender para dar testimonio del amor de Jesús por nosotros sus hermanos. Imitemos pues, a Cristo, y seamos buenos anfitriones cuando nuestro hermano viene a nuestra casa y démosle el tiempo que merece al recibirlo con amor, como si fuera Jesús mismo el que entrara a nuestro hogar.

Propósito de hoy: Jesús entra en mi hogar y haré de mi corazón tu santuario para que vivas en él y yo esté siempre atento a tus palabras de amor.