7 DE OCTUBRE: MADRE SANTÍSIMA, PROTÉGENOS CON TU DIVINO MANTO.

Lucas 1, 26-38 “Cúmplase en mi lo que me has dicho”

María, la llena de gracia, la amada por Dios, trajo en su vientre al Hijo de Dios. Ella, le dijo que sí a Dios, “el Fiat de María” y en su vientre empezó una historia de amor entre Dios y nosotros, sus hijos amados.

No podemos imaginar qué hubiera pasado si María, llena de miedo no hubiera escuchado las palabras del Ángel de Dios, si ella lo hubiera rechazado. Pero ella, dijo que sí y aún sin entender pero con una fe inquebrantable, le contestó al ángel: “Yo soy la esclava del Señor, cúmplase en mi lo que has dicho”.

En este Evangelio de Lucas, contemplamos la encarnación del Hijo de Dios en la Santísima Virgen María, nuestra madre, la que nos enseña a amar a su Hijo, la que nos protege como verdadera madre de todo peligro, y la que con su presencia en diferentes partes del mundo, cuida nuestros pueblos; ella nos ha traído la devoción del rezo del Rosario. En esta oración nosotros oramos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo mediante 5 misterios que cada día nos recuerdan la vida de Jesús nuestro Señor y éstos consisten en rezar 1 Padre Nuestro y 10 Ave Marías, junto con el gloria y las letanías a los Santos para pedirles que rueguen por nosotros, por nuestras intenciones y por la paz.

Hoy recordamos la Memoria de la Bienaventurada Virgen María del Santísimo Rosario. Y nos unimos en una oración universal a invitación del Papa Francisco, junto con el Patriarca Latino de Jerusalén, el Cardenal Pierrebatista Pizzaballa,  ofreciendo nuestro ayuno y oración por la paz en el mundo; en especial pidiendo que la guerra en Israel termine y que nuestra Madre del Rosario proteja a todas las personas que sufren injusticias por esta guerra, que parece no acabar. La aparición de la Virgen María sucedió en 1212, a Santo Domingo de Guzmán y le entregó un Rosario como respuesta a sus peticiones. El santo utilizó el Rosario de escudo como medio para encontrar refugio y consuelo, así como fuerza y confianza para afrontar las dificultades de la vida.

Vamos deteniéndonos un momento a pensar lo que el rezo del Rosario puede hacer en nuestra propia vida, en la de aquellos a quienes amamos y en toda la humanidad que sufre peligros o se encuentra en guerras internas y externas que alteran nuestra paz. Vamos uniéndonos el día de hoy en oración por Tierra Santa, la Tierra Bendita de Dios donde nuestros hermanos necesitan de nuestra fe en el rezo del Rosario.

La joven de Galilea, María, nos deja un mensaje de amor al pie de la cruz, ella no quiere que el odio con que tratan a su Hijo Jesucristo crezca en nuestros corazones, ella sabe perdonar para convertir el peso de la cruz de Jesús en amor. Aprendamos a aceptar nuestra cruz, para que en la fe de Cristo podamos perdonar y no seguir cargando nuestro dolor ni nuestro resentimiento por las cosas que están en el pasado. Aprendamos a caminar ligeros sin odio, entendiendo que el peor sufrimiento es ese que no queremos aceptar, porque Dios que transforma, cuando aceptamos nuestro dolor, hace que ese sufrir se transforme en amor.

Propósito de hoy: Me encomiendo a tu oración Madre del Rosario para que mi dolor se convierta en amor y para pedir por la paz en Israel y en el mundo entero. Madre amadísima, protégenos con tu manto.