23 DE SEPTIEMBRE: ES TU LUZ LA QUE GUÍA MIS PASOS HACIA TÍ.

Lucas 8,16-18 “Al que tiene se le dará”.

En el Evangelio de Lucas, Jesús nos habla de una historia de superación “Al que tiene se le dará”,  “Y al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener”. Qué interesantes palabras; nos hablan de lo que vale la pena, del esfuerzo que hacemos cada uno para lograr metas, superar obstáculos, para salir adelante. Y también de superación como seres humanos, de la manera en que cada día podemos mejorar nuestra vida, las acciones y decisiones que tomamos de su mano, así como el comportamiento que tenemos hacia los demás, y que podemos dirigir rumbo a nuestra capacidad de santidad.

“Nadie enciende una vela y la tapa con alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren puedan ver la luz”. ¿Te has imaginado que eres la luz para aquellos que te rodean?, ¡Jesús nos lo dice! Somos como ese candelero para guiar y abrir el camino a los que vienen de tras de nosotros. Y que éstos no se sientan extraviados. Bien pueden ser nuestros hijos, o hermanos, o nuestros alumnos o amigos que en el camino se distraen con las cosas banales que los apartan de Dios. Somos esa luz que puede salvar un alma, que ayuda a descubrir que hay mil maneras de llegar a la santidad, que significa hacer lo que nos corresponde ahí en donde estamos, desarrollando nuestros talentos para el bien de todos y siguiendo los pasos de Jesús en el perdón, en la misericordia y en el amor.

“Al que tiene se le dará”, nos dice Jesús y si tenemos un corazón con la capacidad de amar y perdonar, nada nos hará falta jamás, porque siempre nos va a dar más. Pero al que no tiene nada, que está vacío de ese amor y lleno de motivos para pecar, todo lo bueno que hay en él le será quitado porque vive en la ilusión de que es un buen ser humano; que es cuando nos creemos nuestras propias mentiras, cuando el engaño no es para los demás sino que nos engañamos a nosotros mismos creyendo que somos los mejores, porque tal vez poseemos poder, o un estatus social privilegiado, o simplemente porque somos más fuertes y podemos vencer al que nos contradiga o nos corrija.

No seamos pobres de corazón, animémonos a cambiar, a buscar la paz dentro de nosotros para poder compartirla y ser la luz del camino para el que está perdido, seamos compasivos y nunca nos olvidemos que es en el servicio, cuando damos frutos del amor de Dios. Es ahí cuando la fe toma su significado en nuestra vida, en las obras de misericordia, en el cumplimiento de los mandamientos y en nuestra entrega a la Palabra de vida eterna de Jesucristo, el Hijo de Dios.

Propósito de hoy: No quiero vivir en vano, quiero aprender a orar cada vez más para tener una entrega de amor en todo lo que hago y ser la luz que invade el corazón de los demás para caminar juntos hacia el amor de Dios.