15 DE SEPTIEMBRE: TÚ ERES EL HIJO DE DIOS.

Marcos 8, 27-35 “Tú eres el Mesías”.

Jesucristo le pregunta a sus discípulos sobre lo que dice la gente de él: ¿Quién dice la gente que soy yo?, Y ustedes, ¿quien dicen que soy yo? Ellos le responden que unos dicen que es Juan el Bautista, o Elias, o algún profeta y Pedro le responde “Tu eres el Mesias”.

Y si Jesús te preguntara a ti, ahora, ¿Quien dirías que es?

Jesús es el amigo, el hermano, el compañero, el padre, es la esperanza y la misericordia, el perdón y la verdad. Jesús es a quien debemos querer imitar, por que el el Hijo de Dios.

Y en este Evangelio de Marcos, cuando le dice a sus discípulos lo que va a sufrir, que va a ser rechazado por los ancianos y los sumos sacerdotes, por los escribas que siempre están buscando como condenarlo, que va a ser entregado por uno de ellos a muerte y que va a resucitar al tercer día; imagino que todos se quedaron con la boca abierta sin saber que decir. Sin embargo, Pedro se le acerco a pedirle que se fueran de ahí, pero Jesús le respondió con palabras duras al decirle, “Apartate de mi satanas”.

¿Que hiciéramos nosotros si Jesús nos dijera eso?, ¿Como nos sentiríamos?

Jesús quiere que nos demos cuenta que Dios va mas allá de la ideología del ser humano, y nos pide que renunciemos a nosotros mismos, que carguemos nuestra cruz y que sigamos a su Hijo Jesucristo. Solo de esa manera vamos a salvarnos, al perder la vida por Dios Padre y por el Evangelio. Al querer seguir los pasos de Jesús, al escucharlo y al unirnos a su misericordia a través del amor, siguiendo la voluntad del Padre.

Jesús es el Mesias, el Enviado, el Emanuel con nosotros, la Buena Nueva, ¡Jesús el Hijo de Dios! y a todo aquel que este dispuesto a seguirlo, se llenará de su gracia para alcanzar la paz. Crecerá nuestra fe, participaremos con mas devoción en la Eucaristía y seremos discípulos que siguen a Jesús, como siervos que buscan reencontrarse con su Señor.

Propósito de hoy: No quiero olvidarme jamas de ti, Padre y quiero vivir una entrega de amor para alcanzar la gracia de compartir tu casa junto con Jesús, tu Hijo amado.