6 DE SEPTIEMBRE: TU AMOR ME CONVIERTE EN UNA PERSONA RENOVADA.

Lucas 5, 33-39 “El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevas”

¡Renovarnos! Jesús nos habla en este Evangelio de Lucas a ser vino nuevo, ¡Sí! A vivir con un corazón nuevo, purificado en su amor, durante todos los días de nuestra vida. ¿Lo has pensado?

Vamos a misa, estamos distraídos, medio escuchamos al sacerdote, recibimos la comunión y salimos: vacíos…es como dice Jesús, remendamos un vestido viejo rompiendo uno nuevo y por supuesto que se termina echando a perder ese vestido nuevo, que pudo haber sido nuestra evangelización. Jesús nos invita a escuchar la palabra de Dios, sanadora, de vida eterna, de amor, para que durante la misa tengamos una vivencia única con el Espíritu Santo, y al salir de ahí, seamos personas renovadas en el amor de Dios para poder compartir lo que ahí hemos vivido.

Ser vino nuevo, es cultivar un corazón nuevo. Dejar atrás nuestros pecados, o esos odios y venganzas que nos están llenando de cáncer y que a la vez, nos alejan de Dios. Querer ganar en todas las situaciones a las que nos enfrentamos, no habla de valentía, habla de debilidad porque perdemos el sentido de la vida. Jesús ha venido a enseñarnos a orar, a compartir con los demás, a dejarlo todo para seguir sus pasos en la bondad y el amor; ser esa luz en la obscuridad para otros, o una mano amiga para el que está abatido. Jesús se hizo Hombre para que nos identificáramos con él, en el dolor, en el sufrimiento, en la fortaleza que tiene de Dios Padre, en su poder para rechazar toda tentación y caminar sembrando alegría en los corazones, compasión por los enfermos y los que están presos. Y todos somos capaces de imitarlo, ¡Claro! También tú.

Hay que vivir a Jesús, sentir a Jesús, entregarnos a Jesús y el resultado va a ser un corazón nuevo, fecundo, listo para la siembra y para compartirlo con los demás, para dar testimonio de que somos hijos de Dios, igual que él. No olvidemos que nuestro propósito en el mundo es conquistar nuestra propia felicidad de la mano de Jesús de Nazaret.

Propósito de hoy: Quiero trabajar para mejorar mi conversión total a tu amor, para entender que, es contigo a mi lado, que soy una persona nueva y renovada, preparada para dar fruto abundante de tu amor.