27 DE AGOSTO: MIS VALORES ME DEFINEN.

Mateo 23, 23-26 “Descuidan lo más importante de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad”.

En el Evangelio de Mateo, Jesús parece estar muy enojado y es que al hablarle a los escribas y a los fariseos se da cuenta que actúan con hipocresía, que se preocupan por lo superficial y olvidan que ser justos, tener misericordia y ser fieles es lo más importante de la ley. Y todas estas personas sin nombre nos identifican, sí, somos nosotros que actuamos hacia afuera y no ponemos cuidado en lo que hay dentro de nuestro corazón. ¿Lo has pensado?

En el mundo consumista en que vivimos, se le ha cambiado la etiqueta de valor a todo lo que es material y desechable, parece que educar a los hijos, instruirlos a saber distinguir entre el bien y el mal está pasado de moda. He visto niños en los templos con su aparato electrónico “para no distraer a los padres de la misa”. Pero al observarlos, me doy cuenta que son los padres quienes ponen más atención al niño y a su aparato, que al sacerdote. Entonces se deben recordar las palabras de Jesús: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les cierran a los hombres el Reino de los cielos!” Porque desafortunadamente le están cerrando a sus hijos, la oportunidad de enseñarles a conocer el Reino de Dios desde esa edad que absorben todo lo bueno…y también lo malo.

No debemos confundir los valores, porque los que son morales nos dan lecciones de conducta para crecer saludables mental y emocionalmente y los que son materiales, muchas veces solo crecen nuestro ego para competir entre quién tiene mas, desconociendo que su riqueza no es por ahí.

Tener el amor de Dios en el corazón, nos lleva a comprender mejor a los demás, a hacer las cosas con alegría, por consiguiente a superarnos a nosotros mismos en la misericordia del Padre, en su verdad que es siempre justa y en la fidelidad de nuestra fe.

Propósito de hoy: Padre, no quiero ser un hipócrita y quiero amarte con un corazón arrepentido para aprender a sentir como tú.