25 DE AGOSTO: VIVO POR TI Y NUNCA VOY A ABANDONARTE.

Juan 6, 55. 60-69 “¿También ustedes quieren dejarme?”

Dejar a Jesús.

“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabra de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. ¿Cuántos de nosotros creemos estas palabras que le dicen los apóstoles a Jesús?, nosotros también somos sus apóstoles y éstas son también nuestras palabras.

Cuando nos enfrentamos a circunstancias difíciles y le pedimos a Dios que nos salve en ese momento y eso no sucede, muchos tenemos la tentación del mal para dejar a Jesús, para abandonarlo y buscar en otros lugares respuestas al instante. Siempre está el demonio listo para abusar de nuestra debilidad y “rescatarnos” y caemos en su trampa, nos dejamos enamorar por palabras dulces, por soluciones que nos hacen olvidar el dolor y nos alejan de Dios. Y entonces, sí…lo dejamos.

Lo más fascinante de la vida de Jesús, es que él se hizo hombre para que nosotros pudiéramos darnos cuenta que es igual a nosotros. Que sufre, que llora, que le sale sangre y que camina siempre buscando justicia y dispersando su amor por donde pasa; es un hombre que recibe tentaciones muy grandes y jamás se deja llevar por ellas, para ir en contra de la voluntad de Dios. Lo más fascinante de nuestra vida, es que podemos imitar a Jesús, porque también tenemos las emociones, la  inteligencia, la capacidad de decidir entre el bien y el mal y también lo podemos elegir a él, que está siempre esperándonos.

Somos capaces de perdonar y de amar, tal y como Jesús nos ha enseñado y entonces decidir que aún si Dios nos concede lo que pedimos en el momento que él considera pertinente, nuestra vida es mejor a su lado. Con su amor, nos hacemos más sensibles a las necesidades de los demás, al dolor de otros, al sufrimiento de nuestro hermano y podemos ser fuertes para ayudarlos. Nosotros nos enriquecemos por la oración y es así como aumentamos nuestra fe, porque lo más importante para nosotros como Católicos es saber que Dios está en la Eucaristía, “que su carne es verdadera comida y su sangre verdadera bebida”, y que su Espíritu es quién nos da la vida.

Propósito de hoy: Tu tienes palabra de vida y yo creo en ti. Mi vida sin tu presencia, no tiene sentido. A tu lado, Jesús, me siento seguro y no voy a dejarte jamas.