22 DE AGOSTO: TE PIDO QUE ME ELIJAS TODOS LOS DÍAS.

Mateo 22, 1-14 “Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos”.

El Reino de Dios es para todos nosotros, como parte de la creación del Señor, sin embargo somos nosotros quienes tomamos la decisión de ser parte del Reino o no. Tal y como en la boda del hijo del rey en este Evangelio de Mateo. Los invitados por algún motivo desairaron al rey y éste mandó invitar a todo aquel que pasara por las calles, al banquete de bodas que había preparado con tanto esmero. Y se da una situación interesante; uno de los invitados no lleva puesta la ropa adecuada para la fiesta y es mandado sacar, atado de manos y de pies. Pero, ¿Por qué? Si fue invitado como los demás, cuando iba de camino por la calle.

Se hace un juicio de conducta, igual que se nos hace a nosotros cuando nos referimos a las cosas de Dios. Todos somos llamados, mas poco son los elegidos. Y es que seguir a Jesús, lleva consigo mucha buena voluntad, es estar preparados a recibir ofensas, discriminación, groserías por parte de otros que no profesan nuestra misma fe. Y lo curioso es que nosotros intentamos dar testimonio del amor de Dios, y somos maltratados.

Es por nuestra fe que vamos a ser reconocidos, pero no por una fe infecunda, no; sino por una fe que da frutos de caridad, de misericordia, de amor y todo bajo el abrazo de nuestro Padre en el cielo. De igual manera hoy recordamos a la Madre de Dios, quién nos protege y auxilia en los momentos difíciles, a nuestra Señora María Reina, descendiente de la casa de David, madre nuestra. Y recordamos que una madre que ora por sus hijos siempre es escuchada y nos unimos en devoción a María todos los días para que nuestro Señor Jesucristo nos tenga presentes, que sepa que recurrimos a su llamado, con la esperanza de ser parte de los elegidos para entrar al Reino de los Cielos.

Por ello, llevemos una vida recta, respetando nuestros valores morales que se fortalecen en la oración, cuando reaccionamos con bondad ante los acontecimientos de la vida diaria y principalmente, cuando imitamos a Jesús en el perdón y la misericordia de su amor. Vamos aceptando la invitación al banquete del Señor, trabajando para el bien común, siguiendo las reglas de vida que están en los mandamientos y defendiendo la verdad de Dios, para ser parte del grupo de los elegidos a permanecer fieles con un corazón dispuesto a vivir como hijos de Dios.

Propósito de hoy: Permite Padre que recuerde todos los días que es en el servicio a los demás que tú te fijas en mi y en el perdón que estoy dispuesto a pedir y a dar. Quiero que cada día me elijas para estar junto a ti.