1 DE AGOSTO: VOY DETRÁS DE TI.

Mateo 13, 47-53 “Jesús se marchó de allí”.

En los Evangelios de Juan, Lucas, Mateo y Marcos se relata la vida de Jesús según la experiencia de cada uno de estos cuatro apóstoles y nos narran las palabras que el Hijo de Dios hecho Hombre vino a enseñarnos. Dentro de sus parábolas y sus sermones nos acerca al espíritu de amor de Dios Padre y al terminar de hablar, se marcha de allí. Y, ¿Tú sabes por qué se habla que Jesús se marcha una vez de haber predicado con su Palabra de vida eterna?

Jesús nos da el tiempo necesario para entender las historias que nos cuenta y en ningún momento nos fuerza a darle una respuesta, ni para decirle si le creemos o no, mucho menos para obligarnos a tener fe. No; Jesús se marcha, nos platica, nos enseña y se pone a caminar hacia otros pueblos para evangelizar a otras comunidades, dándonos nuestro espacio para recapacitar en sus palabras y para entender el significado de cada una de ellas, de acuerdo a nuestra razón e inteligencia. ¿No es eso genial? ¡No nos presiona!

En éste Evangelio de Mateo, Jesús continúa comparando el Reino de los cielos, ahora con los pescadores que sacan todo tipo de pez y luego los eligen separando los buenos de los malos. Y cómo sucederá al final de los tiempos en que serán elegidos y separados los buenos de los malos, para ver quién llegará al Reino de Dios. La respuesta la tenemos cada uno de nosotros.

Cuando se marche Jesús, ¿Qué vamos a hacer?, ¿Dejarlo ir, así sin más? O ¿Vamos a seguirlo? Es en nuestro compromiso con Él que nos vamos a reconocer en el Reino de los cielos; es en el servicio que damos a los demás con amor que seremos testimonio de que Jesús no se marcha de nuestro corazón.

Propósito de hoy: Que tus palabras llenen mi vida de tu amor, con una fe comprometida e inquebrantable, para saber elegir lo mejor en mi camino hasta la casa de Dios.