29 DE JULIO: ELIJO ESCUCHARTE TODOS LOS DÍAS.

Lucas 10, 38-42 “María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”.

El amor de Marta y María, hermanas de Lázaro, por Jesús es para imitarlo. Ellas creían que era el Hijo de Dios, el Mesías, el Emmanuel con nosotros y así se lo dejan ver cada vez que se relata en los evangelios un encuentro con Jesús. En la visita de Jesús a casa de Marta y María, las dos, puedo imaginarlas muy emocionadas por tener su presencia en su hogar, Marta es la hacendosa que está preparando todo, tal vez algo de comer, o haciendo los quehaceres de la casa y le dice a Jesús que le diga a su hermana que le ayude, que la ha dejado sola en estos quehaceres y la respuesta de Jesús es muy bonita. Le dice que su hermana escogió la mejor parte y que nadie se la va a quitar, le dice también que a ella le preocupan muchas cosas, siendo que solo hay una cosa necesaria…que es la de escuchar.

¡Cuántas veces estamos tan distraídos que no escuchamos? Y ¡no solo durante la misa! Simplemente no escuchamos. Estamos tan distraídos en preocupaciones banales, viendo la tele, o escuchando chismes por aquí y por allá que no ponemos atención a lo que es importante. Muchas veces decimos “Con Dios todo, sin Él nada”, sin embargo no lo aplicamos. ¿Qué quiere decir “con Dios todo”? ¿Acaso no significa que es con Dios que encontramos soluciones, respuestas, paz y armonía en nuestro corazón?. Es verdad que a veces tenemos que atravesar dificultades fuertes o tormentas que parece que no acaban jamás, pero ¿Dónde quedó ese decir: “con Dios todo”? Él es el todo. Él es quién entiende lo que vivimos y es nuestra confianza en Él la que va a ayudarnos a salir adelante y cuando nos demos cuenta que nosotros solos no podemos con todo, ojalá nos volteemos a verlo a Él. A poner nuestra esperanza en Él, en su victoria ante el mal, en su palabra que nos da la vida, en el gran amor con que quiere que nos sintamos amados por Él, para que aumentemos nuestra fe.

La mejor parte que decide tener María, la hermana de Marta, es sentarse a escuchar a su Maestro. Es querer entender y aprender de Él, es darle toda su atención, porque ella sabe que cuando volcamos nuestra vida hacia Dios, los resultados van a ser indiscutiblemente positivos para nosotros y aún en el dolor, su consuelo nos va a hacer sentir que es por medio de Él, que podemos aceptar y perdonar.

Todo con Dios, solo debemos convertirnos en otra María para saber dónde poner nuestra esperanza.

Propósito de hoy: Que mi vista esté siempre en tu mirada, para poder aceptar y entender que al vivir mis preocupaciones a tu lado, voy a poder enfrentarme a ellas de otra manera, donde predomine el amor que has puesto en mi corazón.