20 DE JULIO: ME ALEJO DE QUIEN ME HACE DAÑO.

Mateo 12, 14-21 “Jesús se retiró de ahí”.

La sabiduría de Dios es total. Jesús nos habla en este Evangelio de Mateo, sobre su retirada sensata, de los lugares a donde siempre lo criticaban y observaban para encontrarle un motivo para acabar con Él. No se retiraba a manera de huida, más bien porque sabía que su Palabra era mejor recibida en otras partes, donde la gente tenía puesta su esperanza en Él y creían en sus milagros que sanaban, que curaban enfermos, sacaba demonios y aliviaban almas perdidas.

El profeta Isaías anuncia que el Siervo de Dios está por llegar para hacer brillar la justicia entre las naciones donde todos pondrán su esperanza. Y llegó Jesús con su ministerio de amor, trayendo consigo la paz a los corazones que la quisieran recibir, dejando en esa cruz el perdón de los pecados, tras el sufrimiento injusto que vivió. Jesús que se compadece de nosotros, de nuestro dolor y que nos ayuda por medio de la oración, acrecentando nuestra fe. Jesús que nos llama a seguirlo y a callar cuando hace un milagro en nosotros.

Siempre recuerdo el camino de regreso a casa que recorrió la mujer que sangraba durante 12 años, que con solo tocar su manto quedó sana de cualquier pecado y sufrimiento por la gracia de su fe. La imagino corriendo todos esos kilometros en gozo infinito, alegre, feliz, bendecida y ¿Cómo no gritarlo al mundo? ¿Cómo Jesús nos pide que no digamos en voz alta cuando nos llena de milagros con su amor? Qué difícil tarea nos da a todos los que sana, de no decir nada cuando nos vemos bendecido por el amor de Dios.

Busquemos vivir los mandamientos de Dios, amar, respetar, honrar, no desear lo que no es nuestro, ni matar, ni robar; tratemos de vivir en paz y de retirarnos de aquellos que nos hacen daño, porque el que nos ama jamás actuará para alimentar nuestro sufrimiento. Encontremos en las virtudes y dones del Espíritu Santo la manera de ser honestos con los demás, de nos lastimar ni herir con nuestra conducta y así poder estar en armonía unos con otros procurando siempre vivir en la verdad de Dios y creer en su Palabra de vida eterna que es la que nos lleva a estar bien con Él, con nosotros mismos y con los demás.

Propósito de hoy: Padre, permÍteme la sensibilidad de darme cuenta cuando lastimo a otros y dame la gracia de tu amor para pedir perdón y aceptar también el perdón de aquel que me lastima.