12 DE JULIO: A TU LADO, NO TENGO MIEDO.

Mateo 10, 16-23 “Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas”.

Es interesante cómo hasta el día de hoy, las palabras y el mensaje de Jesús es el mismo. Él, nos envía a cada uno de sus hijos a ser testimonio de fe, a no quedarnos callados cuando hay que hablar de Él y nos dice que vamos a estar rodeados de tentaciones, de maldad, de destrucción porque somos sus ovejas en medio de una sociedad dura, injusta, sin la presencia de Dios en sus vidas y como lobos, querrán acorralarnos para caer en la debilidad de dejarnos influenciar.

Jesús nos dice que nos salvamos cada vez que hablamos de Él y defendemos nuestra fe. Que no debemos tener miedo, porque cuando estemos siendo atacados, serán sus palabras por medio de su Espíritu las que hablarán por nosotros. Jamás estaremos solos cuando por su causa, nos insulten o maltraten, cuando vivamos en carne propia el odio de los demás, por proclamar la Buena Nueva de Dios. Él está presente.

El Evangelio de Mateo relata también cuando Jesús habla de divisiones sociales, empezando con la familia: “El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo”. Claro que parece contradictoria la postura de Jesús cuando Él nos llega hablando del infinito amor de Dios. En realidad estas divisiones las vivimos ya en casa, en nuestros entornos escolares y laborales, en el día a día, cuando la gente nos rechaza por hablar de nuestra fe. Y es que seguir a Dios, no es la encomienda más fácil del mundo, implica valor, compromiso y el ardiente deseo de sentirse amado por Él. Saber reconocer a Dios es descubrir virtudes y talentos, es dar testimonio con el ejemplo, es seguir los mandamientos y servir a los demás con alegría.

Ser ovejas entre lobos, es estar dispuestos a perdonar.

Propósito de hoy: Padre, concédeme la gracia de sentir tu presencia en mi vida para perseverar en la fe y en el amor hasta llegar al Reino de los cielos.