11 DE JULIO: SACUDO EL POLVO DE MIS PIES PARA LLEGAR HASTA DONDE ESTÁS TÚ.

Mateo 10, 7-15 “Sacúdanse el polvo de los pies”.

En el Evangelio de Mateo, Jesús envía a su discípulos a predicar que el Reino de los cielos ya está cerca. Les incita a curar enfermos y expulsar demonios, ya que Él les dió esa gracia, ese poder. También les indica que al llegar a una casa digan: “Que haya paz en esta casa”, pero que si no encuentran paz, los exhorta a seguir su camino, ya que si esa casa no es digna, el saludo de paz no les será de provecho. Les dice entonces, “Al salir de esa casa o de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies”.

Yo quiero imaginar que Jesús se refiere a no llevarse consigo problemas que no les pertenecen; lo mismo que nos dice a nosotros. Vamos a ser dignos de la paz del Señor porque la aceptamos y estamos dispuestos a trabajar por la paz. Ya sea la de nuestra alma, o la de los demás o aquella del mundo. Cuando nos disponemos a recibir las bendiciones de Dios conscientemente, podemos sentir que Dios está a nuestro lado y nos protege, nos cuida, nos llena de bendiciones y misericordia. Pero, si nos rehusamos a reconocer a Jesús como nuestro Salvador, como el Hijo de Dios, estamos renunciando a la protección divina. Nos cerramos ante la idea de conocer la verdad y de actuar en beneficio del bien común, tal y como hizo Jesús en la cruz. Ahí, Él se entregó por ti y por mi, por nuestra vida, nos entregó su corazón para que libremente decidiéramos amarlo también o rechazarlo.

Hay que sacudirnos los pies de las tentaciones que nos agobian, del camino que nos aleja de Dios, de los vicios que nos impiden tener una buena relación con los demás; esos que separan familias, como las drogas, o la avaricia del poder, o del querer ser el mejor a expensas de humillar a los demás. Conscientemente debemos querer sacudirnos los pies de lo que nos lastima, para darle cabida en nuestra vida al descubrimiento de los dones y virtudes que nos han sido dadas desde el día que fuimos creados. Todos tenemos un propósito…solo hay que estar libres de pensamiento para poder descubrir los misterios que Dios tiene preparados para nuestra vida.

Propósito de hoy: Padre, que los vicios que rodean mi vida, no me cieguen ante la grandeza de tu amor para siempre sacudirme los pies y estar listo para vivir otro día más haciendo tu voluntad y no la mía.