10 DE JULIO: EN TU PALABRA TENGO MI ESPERANZA.

Mateo 10, 1-7 “Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos”.

Jesús hace el llamado a los que serán sus apóstoles, quienes van a sufrir por Él y quienes van a llevar su Palabra de vida eterna a los pueblos. Son de quién vamos a recibir las enseñanzas de Jesucristo, los portadores de la verdad de Dios que es Jesús mismo. Elige a 12 personas para que vayan a proclamar que ya está cerca el Reino de los cielos. ¿Has pensado que tú también estás aqui con esa misión?

Nacimos como la más hermosa creación del Señor, hechos a imagen y semejanza de su Hijo Jesucristo, colmados de dones y virtudes que aun estamos por descubrir con la misión permanente de dar testimonio del amor de Dios. ¡Sí! Para compartir con los demás las bondades que ese amor significa, ser humildes de corazón, tener caridad al acercarnos a alguien que sufre, saber ser amigo en las buenas y en las malas y poder aceptarnos unos a otros al identificarnos con la imagen de Jesús.

Dar testimonio de fe es por medio de la gracia de Dios. Nosotros creemos  cuando le pedimos a Dios que nos de esa gracia, que aumente nuestra fe en la oración, con el sacramento de la reconciliación, en la Eucaristía y es que cada vez podemos elegir acercarnos más a Dios. Él nos espera, está siempre presente y nos fortalece cuando hablamos de Él. Quiere que proclamemos su verdad, que encontremos en Él el refugio para nuestra alma que se ha perdido en el dolor, en el sufrimiento; quiere que aceptemos perdonarnos unos a otros y que nuestra fe nos lleve a tener actos de caridad, de misericordia y de amor mutuo.

Dios quiere que encontremos en su Palabra el motivo para querer llegar al Reino de los cielos.

Propósito de hoy: Quiero gritarle al mundo que, en ti encuentro mi esperanza, que es por ti que existo y que es con tu amor que me atrevo a compartirte con las personas que forman mi vida diaria.