15 JUNIO: QUE MI BOCA PROCLAME TU AMOR.

Mateo 5, 33-37 “No jurarás en falso”.

Muchas veces cuando en nuestra charla hacemos algún juramento es porque no tenemos confianza en nosotros mismos y estamos implicando a Dios en nuestro juramento y creemos que la persona que nos escucha le va a dar validez a nuestras palabras cuando juramos por algo. Por ejemplo, ¿Alguna vez has dicho o escuchado decir a alguien “te lo juro por Dios, te lo juro por mi madre, te lo juro por lo que más quiero”? Y ¿Tú crees que por jurar te van a creer?.

A toda pregunta o en todo argumento, eres digno cuando respondes con un si, o con un no. Y eso debe ser suficiente para no comprometer tu lealtad a Dios, cuya palabra es Palabra de Vida Eterna y de Verdad.

Si nosotros juramos es porque no estamos seguros de que nuestra palabra tiene valor. Nadie en lo absoluto debe pedirnos que juremos y si lo piden o exigen es porque no tiene confianza en nosotros, y no importa que juremos por lo más sagrado que tengamos, no nos van a creer.

Es como un juego de humillación. Te humillo a que jures para pretender que así te voy a creer; y ese, es un mal juego, al que nadie debe prestarse. Porque está en peligro nuestra integridad, nuestros valores, nuestros principios de libertad  y dejamos de honrar a Dios. Ya nos lo dicen los Mandamientos de la Ley de Dios: “No jurarás en vano”. Y es que el juramento compromete el nombre del Señor, porque cuando se jura en falso, se pone a Dios como testigo de una mentira. CIC215.

Estemos atentos ante las tentaciones del maligno, quién es el que busca que ofendamos a Dios, es él quién quiere que juremos en falso para sentir que es más poderoso que nuestro Rey y no le podemos dar ese gusto. Pongamos nuestra fe y nuestra confianza en la Palabra de Dios para jamás dejarnos llevar por personas que quieren alejarnos de nuestro Dios.

Propósito de hoy: Padre, permite que de mi boca salgan palabras sabias puestas por ti, con Tu amor, para jamás jurar en falso ni ofender tu nombre.