22 DE MAYO: EN TU NOMBRE SIRVO CON AMOR.

Marcos 9, 38-40 “No hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí”.

La confianza en una persona determina hasta cierto punto tu admiración por esa persona, el respeto que le tienes y también el cariño que existe entre ambos. Jesús tiene plena confianza en aquellos que sanan en Su nombre y ante la preocupación de Sus discípulos al ver que alguien estaba expulsando demonios en Su nombre, Jesús les contesta que aquellos que lo hacen, no serán capaces de hablar mal de Él. Y ¿Qué tan cierto es eso?, ¿Lo has pensado?

Cuando hablamos bien en nombre de alguien más es porque creemos en lo que dice, ya sea un amigo, nuestros padres, un sacerdote y es poco probable que cambiemos radicalmente nuestra opinión y empecemos a hablar mal de esa persona. Entonces ante los demás y nosotros mismos convertiríamos nuestra palabra en traición. ¿Te ha pasado? Y es cuando hay que cuidar muy bien lo que decimos, en quién confiamos y cómo queremos que los demás perciban nuestras palabras al hablar. Jesús, que es amor, nunca dudó que aquellos que curan en su nombre, fueran a voltearle la cara y a maldecirlo. Al contrario, animó a sus discípulos a no prohibirle a nadie hablar en nombre de Él. Es así como hoy día y desde siempre hemos tenido la libertad de habla sobre Jesucrsito, a grito abierto, a proclamar Su verdad y Su palabra de vida eterna; en la confianza de que Él sabe que lo amamos y que creemos en Él y confiamos en Su verdad.

Nosotros tenemos una gran labor evangélica, un compromiso como cristianos y es buscar con la sabiduría que derrama en nosotros el Espíritu Santo, la verdad de Dios. Nos corresponde vivir esa verdad y compartirla con los que amamos y también con los que nos rodean, reconociendo que es con Dios, que todo lo vamos a lograr, y con humildad acercarnos al corazón de los demás para brindarles nuestra noción del amor de Dios. Dejemos salir de nuestro corazón la paz que hay en él, la confianza que tenemos en Jesús, el amor que inunda nuestra vida y que a veces no queremos dejar ser. Vamos dándole gracias a Dios por nuestra bendiciones, hablemos en Su nombre y seamos principalmente un ejemplo de Jesús en la cruz en el perdón y en el arrepentimiento para acercarnos al otro, a pedirle perdón por haberlo lastimado.

Seamos la voz viva del espíritu de amor que nos acompaña en todo momento, que es Dios, para seguir aprendiendo a orar y a multiplicar sus frutos, sembrando buena semilla en el camino de nuestra vida.

Propósito de hoy: Señor Jesús, que tu Palabra guíe mis decisiones para hacer tu voluntad y para servir a los demás con el amor que recibo de ti, para nunca cansarme de compartirte con ellos.