20 DE MAYO: ERES MARÍA, MI MADRE.

Memoria de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia.

Juan 19, 25-34 “Mujer, ahí está tu hijo”.

¡Qué palabras tan poderosas referente a Su madre, dijo Jesús en la cruz!: “Mujer, ahí está tu hijo” y al discípulo que tanto quería- que somos tú y yo: “Ahí está tu Madre”.

Jesús ve a María, no solo como Su Santísima Madre, sino como Madre de la humanidad, Madre de la Iglesia, Él la comparte con nosotros, Sus discípulos amados. Y el día de hoy la Madre de Dios es honrada por los cristianos como “Madre de la Iglesia”.

El Evangelio de hoy nos relata el último suspiro de Jesucristo, cuando entrega Su espíritu y vemos el dolor de una Madre, que presencia el momento en que su hijo muere de una manera tan difícil de aceptar, pero que se fortalece en Dios Padre para sobrellevar este dolor y entregarse a la vida que Dios ha trazado para ella. Es aquí donde entramos nosotros cuando sufrimos una pena y está María, nuestra Madre, para consolarnos y arroparnos con su manto a manera de protección, por obra de Dios, para sobrellevar la vida ya trazada para nosotros.

El sufrimiento de una madre, va más allá de cualquier otro cuando se pierde a un hijo y la comprensión y aceptación de María debe darnos la fortaleza para aceptar por qué pasan las cosas. En la oración entendemos la verdad que nos lleva a la fe; nosotros los cristianos vivimos con intensidad los valores de Dios que nos permiten salir adelante en las adversidades y en los momentos más difíciles de nuestra vida. El Espíritu Santo, Espíritu de Amor vive en nosotros para consolar nuestro dolor, para darnos la fortaleza que María vivió para seguir adelante y es con su ejemplo de virtud que podemos sentir que así como ella, nosotros podemos encontrar en Dios el refugio que necesitamos en el camino tormentoso que a veces tenemos que atravesar.

Vivamos con alegría el día de hoy, con María en el corazón porque con ella podemos sentirnos plenamente amados, ella es la Santísima Madre de Jesucristo y es nuestra gran amiga, virtuosa, protectora y sobre todo amorosa que nos trae consuelo y esperanza cada vez que volteamos a verla y la reconocemos como Madre de Dios y Madre nuestra.

Propósito de hoy: Madre de Amor, dame tu fortaleza para saber que las cosas que me suceden tienen una razón de ser y poder aceptarlas en mi corazón donde siempre te llevo presente.