19 DE MAYO: PENTECOSTÉS. Espíritu Santo, guía mi vida.

Juan 20, 19-23 “La paz esté con ustedes”.

¡Nos ha llegado el Espíritu Santo! Señor y dador de vida, porque es Dios y nos da vida, renueva nuestros corazones y con su presencia comienza nuestra paz, la plenitud de nuestra vida, nuestra libertad frente al pecado. Celebramos hoy Pentecostés, el día de la Solemnidad del Espíritu Santo.

La llegada del Espíritu Santo es cuando sentimos una alegría nueva, un impulso diferente para hacer las cosas, una llamada al corazón para seguir por el camino de la bondad y la misericordia; es un comienzo ante cada mañana para recapacitar en lo que hicimos ayer y en de qué manera hoy podemos hacerlo mejor, para ser una luz en el camino de quien nos rodea.

Hemos sido bautizados por el Espíritu Santo, Espíritu de Amor, de ese amor que Dios ha puesto en nuestro corazón y que a veces nos cuesta trabajo hacerlo vivir. Para eso llega a nuestra vida moral, como un soplo de viento para el alma el Espíritu Consolador de Dios que nos inunda de paz, de tranquilidad y de gozo en la donación de sí mismo. Lo podemos sentir en nuestra forma de actuar, porque es quién sostiene nuestra vida, con esos dones que todos poseemos y que estamos aún por descubrir, ¿Los recuerdas? Son los dones que nos llegan por su gracia como la sabiduría, el entendimiento, el consejo, la fortaleza, la ciencia, la piedad y el temor de Dios.

Todo gira en torno a Dios y a lo mucho que lo amamos, es muy satisfactorio ver que lo que hacemos tiene una consecuencia positiva en los demás, en nosotros mismos y en nuestras comunidades. Los frutos del Espíritu Santo, que se derivan de nuestros dones son el gozo, la paz , la paciencia, la benignidad, la mansedumbre, la bondad, la caridad, la longanimidad, la fidelidad, la modestia, la continencia y la castidad; son alimento para el alma que debemos desear tener y pedir. Se convierten en un deseo firme para hacer el bien, como virtudes que controlan nuestros actos con prudencia, así como nuestros deseos que van guiando nuestra conducta según la razón y nuestra fe. Lo más bonito de poder darnos cuenta que tenemos estos dones, es que cuando los recibimos con humildad y los ponemos en práctica, salen de nosotros, muchos frutos, principalmente el amor de Dios.

Propósito de hoy: Espíritu Santo, enciende en mi, el fuego de tu amor, para siempre procurar la paz en todo lugar.