11 DE MAYO: JESÚS, TE BUSCO EN MI ORACIÓN.

Juan 16, 23-28 “Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá”.

Jesús en la cruz nos enseñó la gracia de pedir. !Sí! Él, en la cruz, pidió al Padre por nosotros, sus hijos, sus hermanos, sus discípulos amados. Y ahí, con el dolor de la muerte, se alegró por su resurrección, porque el plan de Dios estaba llevando su curso tal y como estaba ya escrito. Era el plan de salvación.

En el Evangelio de Juan, Jesús nos recuerda que todo lo que le pedimos al Padre será concedido y también lo que le pedimos a Él. Pero es muy cierto el hecho de que estamos acostumbrados a pedirle todo a Dios y en pocas ocaciones nuestra plegaria va dirigida a Jesús. ?Lo has notado? Siempre invocamos al Padre: “Diosito, ayúdame”, “Te pido Padre tu misericordia”, “Señor, cuida a mi familia”….y pocas veces decimos: “Jesús, ayúdame”. En éste Evangelio nos dice: “Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa”. Y es hermoso lo que nos dice, para que vivamos el sacrificio que hizo por nosotros el Hijo de Dios.

Jesús reconoce cada vez que nos entregamos en su nombre, a socorrer al más necesitado, Él está pendiente del servicio de amor con que llevamos nuestra vida y cuando nos acercamos, en oración, a su corazón, está listo para concedernos aquella petición que con devoción le pedimos.

Acerquémonos a Él, nos está esperando y lo vamos a encontrar en nuestras acciones de amor, en la misericordia, en el perdón, en la bondad y en la compasión. A Él le gusta que le pidamos porque es una manera de darse cuenta que lo necesitamos y que confiamos en Él, y que sabemos que no nos deja solos jamás.

Propósito de hoy: Te pido Jesús, que nunca deje de orar y que fortalezcas mi fe cada vez que me acerco a ti.