6 DE MAYO: DOY FE DEL ESPÍRITU SANTO.

Juan 15, 26–16, 4 “Cuando venga el Consolador… el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí y ustedes también darán testimonio”.

El Espíritu Consolador es aquel que jamás nos deja solos: es a quién encontramos en nuestros momentos de soledad, de tristeza, de dolor y es quién nos llena de consuelo, nos recuerda la presencia de Dios en nuestro corazón y es que: ¡Es el Espíritu Santo!

¿Has sentido que recibes una paz, cuando estás angustiado por algo? Esa paz, nos la envía Dios por medio de Su Espíritu de amor, es sabernos amados, es la presencia absoluta de Jesús en nuestro corazón y no es muy difícil de sentirla,  ¿Sabes? Solo debemos abrir el corazón en la oración, para que en ese dolor, cuando alzamos la voz reconociendo a Jesucrsito Nuestro Señor, caiga sobre nosotros la gracia del perdón, de la misericordia, del amor de Dios para que podamos sanar.

Nosotros damos testimonio de Dios cuando hablamos con la verdad, cuando nuestras obras son para el bien común, y en cada oportunidad que se nos presenta para perdonar, para hacer el bien, para también consolar. Es por gracia del Espíritu Santo que somos capaces de confrontar cualquier tentación, es la fortaleza que necesitamos para sanar, para aliviar el dolor y para salir adelante en cualquier tempestad. Dios jamás nos abandona, al contrario, nos aprieta fuerte cuando tenemos esa necesidad de orar, de comulgar, de ir a misa y es ahí donde Él nos está esperando.

Donde nos espera con amor, para que demos testimonio de que sabemos, que es Dios quien nos acompaña en todo momento, en la figura del Espíritu Santo.

Propósito de hoy: Padre, te pido la gracia para que jamás deje de sentir que tu Espíritu Consolador llena mi vida con su amor.